LOS ANGELES DEL HORIZONTE
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por Alejandra Correas Vázquez


Cuando despuntó el día se iluminó de colores el horizonte. Ella se acercó hasta la verja para contemplar su belleza lejana.

La verja tenía arabescos con figuras de flores, pero al tocarlas, el frío del metal le hizo retirar la mano. Y allí querdóse largo tiempo, hasta que al fin decidió intentar el regreso… cuando la voz de un Ángel la llamó desde el otro lado de la verja:

__¿Por qué te alejas tan rápido?

__No puedo llegar al horizonte. Está muy lejos.

__Yo puedo ayudarte a alcanzarlo ¡Ábreme la puerta!

__Muéstrame antes que me traes como símbolo de esa ayuda.

__¡Éste es!__ y abriendo las palmas de sus manos dejó caer una flor blanca.

__¡Blanca!__ exclamó Ella

__Tómala. Es blanca y encierra todos los colores. Si me abres tu entrada conmigo vendrán, porque son mi insignia.

Pero Ella recogiéndola la devolvió al Angel.

__Es blanca y hermosa, pero te devuelvo su belleza, No es la que necesito.

Así se apartó aquel Angel fundiéndose en el horizonte. Y un nuevo emisario le extendió su flor como ofrenda.

__No la veo__ respondió Ella

__Porque no tiene color, pero sí una fragancia que te envolverá en su magia como a mí, cuando me dejes penetrar del otro lado de tu verja.

El perfume de la flor negra despedía un finísimo sopor que llegó a conmoverla con intensidad. Pero elevando la vista hasta la línea del horizonte, sus colores le dieron el aliento necesario para contestarle al nuevo Angel:

__Llévatela. No la quiero. Su fragancia se diluye ante los colores del día.

El nuevo Angel la escuchó entristecido, y recogiendo su flor negra se apartó de la verja con arabescos de metal frío.

La tarde iba cayendo sobre el borde tallado donde Ella no podía asentar la mano, cuando un último Angel, que se acercaba con andar pausado, la llamó serenamente:

__No te vayas, que traigo mi símbolo par que lo observes y medites.

__¡Es una rosa!

__Sí, una rosa. Hay muchas en los campos, están esparcidas por el mundo y las espinas las hacen de difícil acceso. La mía como tantas que se ven tiene aroma, color y espinas. Mírala y habrás de contestarme si me abres tu verja, para que el metal de sus arabescos se vuelva cálido, o me rechazas como a los otros ángeles que me precedieron.

Ella contempló lentamente la rosa.

__Muchas veces las he visto. Su color me atrajo y me acerqué para aspirar el perfume, pero las espinas me rechazaron. Sin embargo, hoy se me enfrían las manos al tocar mis flores talladas, y veo el horizonte brillar a lo lejos con su escala de siete colores y sin poder llegarme hasta él. Tu flor trae el mensaje completo ¡Es la que necesito!... Entra.

El Angel se acercó hasta la entrada y Ella extendió su mano para tomar la rosa. Pero el Angel cortó la corola separándola del tallo espinoso… Y le entregó solo el tallo.

__¿Por qué me entregas sólo lo más feo? ¡Me has mentido!

__No te he mentido. Retengo una parte de mi símbolo para entregártelo en cada paso tuyo.

__¿Cada paso mío? ¿Y abrirte la reja sólo mereció las espinas?

__No solamente espinas. Está el tallo. Por él llegarás a los pétalos, podrás tomar su color y aspirar el aroma. Será entonces cuando los arabescos se vuelvan cálidos y el horizonte avance hasta tu reja.

Mientras la tarde concluía Ella tomó aquel presente que le extendiera este Angel y tomando el regalo con sus manos, se introdujo en la Noche que ya era obscura e intensa a su alrededor, para avanzar lentamente hacia las luces de la nueva Mañana.


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