Abraham: El hombre que vence la adversidad.
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por Alejandra Correas Vázquez
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RUINAS DE UR
(poema súmero)

¡Oh Ur !... tu pueblo vaga disperso... ¡Ur!
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Eran muertos y no estatuas
cubriendo los alrededores
Los muros estaban partidos
En las altas puertas y caminos
hacinábanse los muertos
En las calles que antaño reunía
al pueblo, en sus festejos
reina ahora la desolación
Los cuerpos cubren calles y caminos
Allá en las praderas donde danzaban
amontónanse ahora los muertos
La sangre llena las acequias
como el metal cubre al molde
Los cuerpos ahora se disuelven
cual manteca expuesta al sol

(año 2.006 A. C. – tablilla cuneiforme)


Aunque ha tenido una gran difusión en Europa y Occidente , este desprendimiento de Caldea (comunidades hebrea y árabe) no es el único que nos ha dado la historia. Es importante, sí, para nosotros los occidentales, donde los judíos a partir de España y la Edad Media van a tener un protagonismo muy particular en los países europeos, y la cultura islámica de los árabes impondrá sellos importantes para salir del obscurantismo medioeval. Por ello es interesante retrotraernos a sus comienzos, sus primeros pasos, que tienen un lugar definido, Ur de los Caldeos : Sumeria.

A medida que se van dando a conocer las traducciones de tablillas cuneiformes de Mesopotamia, principalmente de Ur —la ciudad de donde procedía Abraham— nos asombran sus conocimientos, sus avances, su bellísima literatura poética y teatral..Y esto destaca con mayor énfasis, la ciencia de Abraham : la Astronomía.

Nació en la paz de una ciudad culta —Ur— y habíase preparado para estudiar las estrellas (dice Flavio Josefo) con sapiencia y paciencia mirando al cielo, para vivir de este modo un tipo de existencia totalmente distinto al que el devenir iba a colocarlo. Nunca hasta su madurez este paciente astrónomo de la más bella ciudad sumérica, hubiese imaginado que su mundo trastocarísase de improviso en ruina, por acción de los bárbaros.

Sumeria no era una nación guerrera y aún menos esperaba la horda indoaria (precultural) que iba a convertirla en ceniza. Como dijo el poeta súmero ;

“Un pueblo que no conocía habitación” (Corría el trágico año 2006 a.C.)

Antiguamente en Oriente las familias sacerdotales eran hereditarias (así subsistió la casta india Brahmán) y las ciencias eran propiedades de ellas. Si como dice Josefo él era un astrónomo en Ur, sin duda pertenecía a un templo. Con su nombre de cofrade Abram sale de Ur, va a Harrán (prisionero de los invasores) huye y sigue errante por Palestina (Canaán). Luego entra y sale de Egipto (donde hay registros de refugiados y un rey Ibsha con su pueblo).

Pero más tarde todo cambia para él, en forma benéfica, superando esos sinsabores. En Génesis 27:5 recibe otro nombre: Abraham, que en castellano deberíamos leer Abrajám. Y cobra a partir de allí un destino muy distinto, se convierte en conductor de su Grey (hebrea y árabe) :

“Porque te he puesto por padre
de muchedumbres de gentes”.

Este ascenso es propio de un grado sacerdotal, aún hoy. Era un cofrade en su tierra natal, ahora en el exilio es un Sumo Pontífice, de allí el cambio de nombre.

Hasta aquel momento la persona más destacada de esta familia había sido su hermano Arán en Sumeria, a quien habíasele hecho un monumento en Ur. Dice Flavio Josefo. La estatuaria civil mesopotámica es muy abundante, referida a personajes políticos de importancia en mayor medida que la estatuaria religiosa. Los mesopotámicos eran hombres modernos, en un amplio sentido, racionales como el habitante de hoy, con conceptos civiles bien marcados.

Lo más notorio es que uno de esos personajes de élite sumeria retratado por ellos, es Arán.

Son los hombres públicos sus favoritos y no dan tanta importancia a los dioses como otros pueblos antiguos. Esto es muy importante para los comienzos de una comunidad como la judía y la árabe, que serán monoteístas y no harán imágenes a Jehová o Alá.

Se ha definido que las comunidades hebrea y árabe (cuyo antepasado común es Abraham) son de raza “semita”. Pero sus primeros pasos aparecen entre un pueblo no semita, blanco y de ojos muy azules —los súmeros— quienes vivían en el sur de Mesopotamia, el actual Kuwait. Al norte mesopotámico estaba Akkad que era el pueblo semita de los “cabezas negras” o sea morochos. Este hecho fue muy comentado por Sir Leonard Woolley (UNESCO). Pero podemos ver que Sumer-Akkad era una federación que formaba una sola nación para el año 2006. Ello justifica que una familia semita viviese en Ur.

Arán como leemos en “Antigüedades Judías” fue sin duda un personaje real de gran poder político. Tampoco ese nombre aparecerá en inscripciones cuneiformes de Mesopotamia, porque es también de cofradía. Hay que pensar que la Biblia era un documento privado hasta que lo hizo público el faraón Ptolomeo al integrarlo a la Biblioteca de Alejandría.

Abraham fue un elegido por el destino. Colocado en la ciudad más pacífica y hermosa de Sumeria y arrancado de allí de un golpe, para imponerle condiciones muy adversas donde : “La sangre llenaba las acequias como el metal cubre al molde y los cuerpos ahora se disuelven cual manteca expuesta al sol”, tuvo que remontar un largo camino para salir exitoso en la vida, tal como logró hacerlo..

Pudo haber fracasado, pero en cambio revirtió toda esa circunstancia dramática a su favor. Fueron presentándosele desde ese momento en forma encadenada, duras pruebas de las que se sobrepuso con éxito. El, desde Caldea hasta los rincones más lejanos y difíciles en su curso de vida, sorteó obstáculos múltiples, deportado, exilado, errante, buscó el pan que al nacer tenía en abundancia. Llegó a capitanear un exitoso combate unido a otros reyes orientales (en especial de Gomorra) contra jefes bárbaros (todos ellos identificados por la arqueología actual) y se instaló luego en Damasco …¡Como gobernador…! (Flavio Josefo).

Todo su escenario de existir vital y pleno, lleno de emociones, tiene una clara atmósfera de realidad, confirmada por la trágica suerte del Medio Oiente en aquel siglo. Posee un correlato de veracidad al compararlo con los sucesos del Segundo Milenario a. C. Y los siglos le darían una permanencia que se sintetiza en el adagio siguiente :

“Lucha y Vencerás”.

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