Iniciado por
Roberto1957
Al poco, todos los edificios que tenían una altura respetable empezaron a colocar pararrayos en sus tejados. ¿Todos? Pues no. Al principio las iglesias se negaron a hacerlo. No aceptaron las tesis de Franklin, aduciendo que los rayos eran una voluntad de Dios contra la que el hombre poco podía hacer. Unas cuantas tormentas después y unas cuantas iglesias quemadas más tarde como consecuencia de esa “voluntad divina” los pastores empezaron a aceptar que la electricidad de las nubes eran las responsables de los rayos y empezaron a decorar los tejados de sus templos con los protectores pararrayos. De nuevo el miedo a que la ciencia les quitara protagonismo hizo que los líderes religiosos rechazaran lo evidente.
Sólo es una prueba más de que el conocimiento, el saber y la verdad, son los peores enemigos de cualquier religión.
"El amor hace que todos espejos seamos, por eso más recibimos cuanto más damos".- Rahwananda.