Es una de las formas de verla, y en esa mirada que presentas, se incluye todo lo que dices.

Pero desde mi punto de vista, la biblia, un caso particular de los diversos textos denominados por algunos como "sagrados", o "iluminados", por otros como "esotéricos" son parecidos a un espejo.

Si lo miras por el reverso no ves nada.
Pero si lo miras por el anverso tienes la posibilidad de verte.

Ahora, para poder verse, esos libros no son la única alternativa, pero son una de ellas.

Pero, lo más importante, e que, para verse, no basta colgar un espejo.
Ni siquiera basta colgarlo por el anverso, porque verse no es fácil.

EN ese proceso, el de verse, se requiere de una virtud escasa: la honestidad.
Pero no cualquier honestidad, sino la honestidad de saber que se es honesto.
Nada más difícil que ser honesto ante la imagen propia.