Jesucristo no es un sacrificio, ni quiere sacrificios. Jesucristo es Dios que vino a enseñar al mundo los verdaderos mandamientos de Dios. Y Dios no quiere sacrificios, pues Jesucristo así te dice:
"Si hubierais comprendido qué quiere decir: "Misericordia quiero, y no sacrificios", no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7)