Mientras viví en los ángeles haciendo mi doctorado, fui invitado a un banquete chino ofrecido por el cónsul de taiwan.
Una amiga, que trabajaba en el consulado de brasil, me pidió que la acompañara.
Ahí, con todo el ceremonial, comenzó el banquete.
El garzón trae un plato con unos deliciosos camarones.
Cuando me tocó el turno, me serví uno, y después otro.
El garzón trae un segunco plato, con otras delicias.
Me serví una pieza, luego otra.
El garzón trae el tercer plato,
Me serví una pieza, pero el cónsul, cuando me iba a servir la segunda, me toma el brazo y me dice (con mucha educación y buena onda)
Ustedes, los sudamericanos, no entienden de banquetes chinos.
Cuando se ofrece un plato, Ud debe servirse una pieza, y no dos.
>pero señor cónsul, le dije, estos platos son una delicia maravillosa.
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pero le hice caso, que era lo que corresponde.

Luego del plato # 40, cuando ya nadie podía ingerir ni un grano de arroz, entendí la regla impuesta por el cónsul.

Entre risas le dije: ahora le entiendo, señor cónsul.