¡Allah nos bendijo! En el reinado de Badis la medina se había extendido. Desde el Albaycin bajaba hasta el llano. Aquel castillo perteneciente a los iberos y después romano es ahora una ciudad. Se construyen murallas que la defienden y se eleva la Mezquita Mayor, próxima a la almunia de Bibrambla, donde los reyes Habbus y su hijo Badis celebraban el diwan (Consejo de Ministros).
Os dije cristianos, que al morir el rey Badis fue proclamado sucesor su hijo Abd Allah. El otro hijo, Tamin aprovecha para hacerse independiente en Málaga. Se da la circunstancia además de que Almutamid de Sevilla accede al trono en el 1068. El sevillano trae consigo al poeta e intrigante visir Abenamar, que junto a la joven Itimad forman el perfecto trio. Claudio Sanchez Albornoz, el famoso arabista tiene su “Abenamar de Sevilla” que os conmino a que leais. A riesgo de que me digáis pesado, y que mis visiones van tan largo que amenazan salirse del tema os diré algo sobre la obra y el entorno: La homosexualidad esta castigada por el Islam, al igual que el vino. Siendo ambos, Almutamid y Abenamar muy eruditos parecían ignorarlo. Un día paseaba el rey junto a su visir. Entre ambos existía la costumbre, de que al comenzar a improvisar unos versos el otro los continuaba, Asi da comienzo Almutamid improvisando “La brisa convierte al río/ En una cota de malla”. Antes de que le responda Abenamar, una voz femenina se le adelanta respondiendo “Mejor cota no se halla/ como la que congela el rio”. Quien lo hace es la desconocida y bella Itad, que ligara su vida a la de Almutamid. Nada dice la historia si conocia los devaneos de Su Majestad con el visir. Devaneos como estos los encontramos tambien en el Abdalah granadino, que incluso tiene cantos a la homosexualidad, y en otros muchos andalusíes. Lo que si narra la historia son las traiciones de Abenamar en lo politico, que llegará a perder la cabeza. Pero…¡Sigamos!
Con la llegada al trono de Abd Allah, la guerra con Sevilla se recrudece aún más. Almutamid inducido por Abenamar emprende guerra contra Córdoba, Granada y la taifa de Toledo. Cierto es que gana un considerable terreno, pero le hace depender de vuestro rey cristiano, Alfonso Vl de Castilla y León. A cambio del apoyo militar (cosa tambien frecuente en epoca, el ayudarse cristianos y musulmanes contra un tercero. Ejemplo es, el famoso Cid Campeador) habría de recibir el rey cristiano tributo en oro. Igual hace Abdalah de Granada, con el el mismo rey. El resultado es que a la postre las parias y tributos, los pagan los asfixiados súbditos.
Las fuerzas se encuentran en la Batalla de Cabra en el año 1079. Cada bando esta dirigido por un cristiano. El de Almutamid, por el Cid Campeador, que tiene en frente a su enemigo personal Garcia Ordoñez. Es aquí, cuando a Rodrigo Díaz de Vivar se comienza a llamársele el “CiD”. Sus tropas le acamaron como al-sayyid, señor ¡ Obvio es el decir, que la batalla la gana el Cid Campeador!