El agua es un medio fabuloso para la salud del niño. Tendemos a buscar todos los beneficios posibles en el suelo: jugar, gatear, caminar… pero olvidamos que antes estuvimos en el líquido amniótico y esto nos dio habilidades especiales para desenvolvernos en el medio líquido.
Los especialistas en Pediatría recomiendan introducir este valor a muy temprana edad, cuando todavía el instinto hace que el niño se encuentre, y nunca mejor dicho, como pez en el agua. Por eso recomiendan la matronatación, una especialidad que incluye a especialistas, al padre y la madre y, cómo no, al propio bebé.
Aumenta la habilidad de los músculos, los huesos y la coordinación corporal.
Estimula el autoconocimiento del cuerpo.
Estimula el sentido del tacto. Por el chapoteo, por el movimiento en las inmersiones y en cada acción que desarrollan los papás, por los ejercicios…
Enriquece las experiencias motrices de los niños. Incluso pueden hacerse con música, que facilitará el ritmo y la coordinación, y es capaz de estimular o tranquilizar al pequeño en la relación con el agua y con sus papás.
Ayuda a mantenerse en forma y a mejorar la tonicidad muscular.
Fortalece la capacidad respiratoria. Que nadie se asuste: no se trata de hacer inmersiones desde el primer día. Todo tiene un proceso y para ello es necesaria la confianza en el medio acuático. Así que hace falta paciencia y que los papás transmitan buena sintonía con el agua.
Enseña a adaptarse a los cambios.
Aumenta la resistencia: a cierto cambio de temperatura, a la fuerza del agua…
Les ayuda a la relajación.
Estimula la conciencia y la habilidad para salir de las dificultades. Aprenden a responder con prontitud ante un estímulo.
Ganan en seguridad y confianza. Al dominar su cuerpo en un medio tan inseguro, el niño se siente muy satisfecho. Y si lo consigue gracias a sus papás, esto fortalece su apego.
Fortalece el vínculo entre el papá y/o la mamá y el bebé. Un papá o una mamá que deja el móvil y entra en el agua con el bebé es un papá o una mamá que gana en calidad de vida para él y para los suyos. ¡Ni siquiera en el salón de casa pone tanto los cinco sentidos con el pequeño y desconecta de todo lo demás!