Si echamos un vistazo a la Historia, podemos observar que las religiones siempre están presentes en el devenir del Hombre sobre la tierra.
Todos los pueblos y culturas han erigido monumentos fúnebres, destinados al pase a la “otra vida”.
Tomemos como ejemplo el imperio y cultura egipcios de la época de los faraones. Las pirámides, tumbas gigantescas, eran monumentos fúnebres destinados a que los faraones, a su muerte, fueran a reunirse con sus dioses. Incluso, para este viaje, los enterraban con sus riquezas; creyendo que les servirían en el otro mundo.
Hoy la arqueología, en la mayoría de esos monumentos, ha hallado huesos, esqueletos, momias; lo que demuestra que aquellas religiones y creencias eran falsas.
¿Acaso las religiones actuales son más ciertas que las antiguas? No lo creo. Los huesos descarnados son la evidencia de que más allá de la muerte no hay nada. La mayoría de las religiones se sustentan en el vano deseo humano de seguir viviendo después de morir.
Ignoro cuánto tiempo lleva el hombre sobre la tierra; pero sé que es mucho. En este dilatado espacio de tiempo no ha habido ninguna evidencia de que haya otra vida después de la muerte.