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Estocada
La doctrina de 1914 se basa en una medida del tiempo encontrada en un relato profético registrado en el cuarto capítulo del libro de Daniel. Pero antes de entrar en eso leamos otro relato profético que también tiene que ver con un cálculo de tiempo, también en el libro de Daniel. Leemos Daniel 9:24,25.
Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, poner fin al pecado y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, sellar la visión y la profecía y ungir al Santo de los santos. Sabe, pues, y entiende que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas y sesenta y dos semanas; se volverán a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. (Daniel 9:24-25)
Ahora analilicemos este pasaje. Cuando se refiere a “tu pueblo y sobre tu santa ciudad”, naturalmente tendríamos en cuenta a la persona a quien se dirigen estas palabras. Es a Daniel, un judío. Así que “tu pueblo” se refiriría a la nación de Israel y la santa ciudad sería Jerusalén. ¿De que se trata la profecía? Los versículos 24 y 25 son bastante claros en eso. Esta es una profecía que predice la llegada del Mesías o el Cristo, y el efecto que su llegada tendría en el pueblo judío y su santa ciudad. Nos da una medida de tiempo específico: 70 semanas. También nos da una fecha de inicio específica: cuando sale la palabra para restaurar y reconstruir a Jerusalén. Sin embargo el ángel Gabriel le aconseja a Daniel a que sea sabio y que usa la persicacia. ¿Por qué? El cumplimiento de la profecía no tuvo lugar 70 semanas literales después que salió la palabra para restaurar Jerusalén. Por lo tanto se tuvo que aplicar la perspicacia al asunto para comprender qué se referían las 70 semanas a alguna otra medida de tiempo. Daniel era muy consciente del principio de aplicar un día por un año. Por ejemplo, los espías vagaron 40 días en Canaán y cuando la gente se negó a invadir Canaán, desobedeciendo la orden de Dios fueron condenados a vagar por 40 años en el desierto: un día por un año (Números 14:34) Entonces, al usar este cálculo, los israelitas pudieron esperar la llegada del Mesías. Es una sola profecía con un solo cumplimiento. Tiene una longitud definida y una fecha de inicio definida, y sabemos con que termina, la llegada del Mesías. No hay una aplicación secundaria a esta profecía.
Un cumplimiento profético secundario se llama un antitipo o un cumplimiento anti típico. A veces la Biblia usa algo típico como el cordero sacrificado que los israelitas mataban una vez al año para la redención de los pecados de la nación para representar algo mayor, el antitipo. En el caso del cordero el sacrificio del Cordero de Dios, se convirtió en el antitipo. Sin embargo, ¿que sucede cuando la Biblia no expresa específicamente que algo es típico y que tiene un cumplimiento anti típico?
Davis Splane, miembro del cuerpo Gobernate, explica la posisión de los TdJ:
¿Quién debe decidir si una persona o un evento es un tipo si la Palabra de Dios no dice nada al respecto? ¿Quién está calificado para hacer eso? Nuestra respuesta? No podemos hacer nada mejor que citar a nuestro querido hermano Albert Schroeder, quien dijo: “Tenemos que tener mucho cuidado al aplicar los relatos en las Escrituras hebreas como patrones o tipos proféticos si estos no se aplican en las Escrituras mismas”. Que hermosa declaración. Estamos de acuerdo con esto. En los últimos tiempos, la tendencia en nuestras publicaciones ha sido buscar la aplicación práctica de eventos y no los tipos en que las Escrituras ellos mismos no los identifican claramente como tales. Simplemente no podemos ir más allá de lo que está escrito. (Programa de la Reunión Anual 2014).
Está bastante claro lo que dice así que ahora vamos a leer el pasaje en que se basa la doctrina de 1914. Lo encontramos en el cuarto capítulo del libro de Daniel.
Éstas fueron las visiones de mi cabeza mientras estaba en mi cama: ”Me parecía ver en medio de la tierra un árbol cuya altura era grande. Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su copa llegaba hasta el cielo y se le alcanzaba a ver desde todos los confines de la tierra. Su follaje era hermoso,
su fruto abundante y había en él alimento para todos. Debajo de él, a su sombra, se ponían las bestias del campo, en sus ramas anidaban las aves del cielo y se mantenía de él todo ser viviente.”Vi en las visiones de mi cabeza, mientras estaba en mi cama, que un vigilante y santo descendía del cielo. 14 Clamaba fuertemente y decía así: »”‘Derribad el árbol y cortad sus ramas, quitadle el follaje y dispersad su fruto;
váyanse las bestias que están debajo de él, y las aves de sus ramas. Mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de bronce entre la hierba del campo; que lo empape el rocío del cielo, y con las bestias sea su parte entre la hierba de la tierra. Su corazón de hombre sea cambiado y le sea dado corazón de bestia, y pasen sobre él siete tiempos. (Daniel 4:10-16)
. Mientras Daniel grabó esto, en su mayor parte estamos leyendo las propias palabras del rey de Babilonia, Nabucodonosor. Él dice en el versículo 13 que un vigilante, un santo, evidentemente un ángel, bajo del cielo y le reveló un sueño. El versículo 17 dice que esto fue por el decreto de los vigilantes. Parece que los ángeles vieron que Nabucodonosor se estaba ensalzando en demasía a sus propios ojos y y era hora de enseñarle la realidad de su puesto. él había conquistado a la nación de Israel y sí había hecho lo que ningún Rey antes que él había hecho, destruyó la ciudad santa y el templo y llevó a la gente a la esclavitud en Babilonia. Pero hizo todo eso solo porque Jdehová se lo había permitido. Nabucodonosor era simplemente una herramienta en la mano de Dios. Tuvo que ser humillado y enseñado una lección, una lección que les serviría aprender a todos los futuros gobernantes del mundo. El ángel dijo:
La sentencia es por decreto de los vigilantes y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, que a quien él quiere lo da y sobre él constituye al más humilde de los hombres. (Daniel 4:17)
En principio, podría argumentarse que esto prefigura al Mesías. Ciertamente, Jesús fue el más humilde de la humanidad, un simple carpintero que murió de la manera más ignominiosa posible, para luego ser instalado sobre el reino de la humanidad. Sin embargo, aunque podríamos aplicar esto esto en un principio, ¿hay verdadera razón para concluir que esta profecía es un tipo y que representa la entronización ant típica de Jesús? No hay nada aquí que exprese eso específicamente. Recuerden que en el capítulo 9 de Daniel, no quedaba ninguna duda de que la profecía tenía que ver con la llegada del Mesías. Pero aquí, el Mesías ni siquiera se menciona. Lo que declara es que Dios puede establecer a quien quiera sobre el reino de la humanidad, pero tenga en cuenta aquí, en este mismo capítulo, Nabudoconosor es identificado como el rey del reino de la humanidad.
tú mismo eres, oh rey, que creciste y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza y ha llegado hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra. (Daniel 4:22).
Además, Nabucodonosor se redujo al estado de una bestia. Fue verdaderamente el más bajo de la humanidad, hecho así por la locura que le impuso el Altísimo. Así que Jehová tomó a un loco y lo devolvió a la realeza, como Daniel dijo que haría. La profecía se cumplió y el rey aprendió su lección. De hecho lo aprendió tan bien que repitió su alabanza a Dios tres veces en esta profecía.
Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo.(Daniel 4:2)
¡Cuán grandes son sus señales y cuán potentes sus maravillas! Su reino, reino sempiterno; su señorío, de generación en generación.(Daniel 4:3)
Al fin del tiempo, yo, Nabucodonosor, alcé mis ojos al cielo y mi razón me fue devuelta; bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre. (Daniel 4:34)
Considerados como nada son los habitantes todos de la tierra; él hace según su voluntad en el ejército del cielo y en los habitantes de la tierra; no hay quien detenga su mano y le diga: ‘¿Qué haces? (Daniel 4:35)
Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia.(Daniel 4:37)
Ciertamente parece una profecía que se cumplió de manera completa y precisa en el tiempo del exilio babilónico. No parece haber nada que sugiera un cumplimiento secundario y más, un método para calcular con precisión hasta el mes la llegada de Jesús, ni parece haber nada que sugiera dos llegadas de Jesús, una invisible en 1914 y más de un siglo después, una segunda en el Armagedón.