Mis tardes, mis dias, mis noches; siguen siendo nubladas, frias y solitarias. Yo sigo aferrandome a vivir, aunque solo sea por hacerlo.

No intento escapar a mi condicion. Mas bien intento que estas, mis condiciones, no se aparten de mi vida; mientras la haya.

Extraño menos a los espectros, casi he llegado a prescindir de ellos. El paramo gris me parece acogedor, solo en su condicion de solitario. Lo habitan las mismas nubes compactas de siempre, la luz mortecina, el frio y a veces la nostalgia por los buenos ratos. Siempre y cuando sea capaz de recordarlos.

Las noches de sueños se han vuelto descansos amnesicos. Si llega alguno de los espectros a habitarlos, no me dejan recuerdos, solo sensaciones. Buenas, agradables, nostalgicas, consoladoras o reconfortantes.

Solo hay algo que no debo ni puedo permitirme hacer: extraviarme. Cuando me extravie habre perdido el alma y la vida.