Los despertares, son todos distintos esos despertares.

Alguna vez despierto dueño de mí, dueño de la vida y del mundo. Lleno de autocontrol, de lucidéz y de vida.

Otras veces abrumado, opreso por el peso de tantas cicatrices invisibles; debilitado por tanta sangre perdida en ectoplásmicas evocaciones emotivas, amorosas, desdichadas; desilusiones que oprimen y de a poco matan.

Los despertares. Si supieras, pobre mortal que solo eres la victima de tu maniaco depresión.

Tu sabes que un dia bien puedes no despertar, aunque bien que te has resistido hasta ahora a eso.