La vida es como una suerte de sed; de varios tipos de sed.

A veces uno necesita escuchar un tipo de mùsica, el alma tiene sed de una mùsica en especìfico. Y entonces va uno y la busca, y sacia un poco esa sed del espìritu.

Otras veces uno tiene sed y hambre verdaderas, y entonce busca alimentos y bebidas propias al gusto y necesidad del cuerpo y del paladar.

Mas otras veces se tiene sed y hambre de vida, de sensaciones, o de amor.

Y entonces busca uno dentro de sì las cosas que requiere para saciarlas, y va en busca de ellas.

Pero, ¡ pobres los seres que no pueden apagar su sed !. Que no tienen acceso a lo que necesitan, que mueren poco a poco de desnutriciòn y sed... del espìritu.

¡ Pobre la gente que està muriendo de a poco, todos los dias y todas las noches; por falta de amor sobre todo !.


- Buena reflexiòn, Pedro.

- ¡ Susana !. ¡¿ Es posible que seas tu ?!. ¡ Tantos años que han pasado !.

- Casi los cuarenta.

- Si, toda una vida.


De pronto te levantas pensativa, te alejas de nuevo hacia donde la luna pàlida parece llamar a todas ustedes; o a la misma quizà.

Miro desde atràs tu silueta, y de nuevo al fondo la lluvia pertinàz cae sobre el horizonte que, al igual que la luna, llama a tu mirada.


- Teniamos quince años. La vida nos sorprendìa aun, nos maravillaban los sucesos. Cada cual tu y yo con sus convicciones, con sus sueños y con sus metas; todos ellos sobre todo a tì, nos emocionaban aun.

- Eras lo mas hermoso que en mi corta vida habìa visto. Por supuesto que naciò desde entonces el amor, y desde entonces lo he cuestionado y buscado y desenmascarado y analizado en todas las formas posibles. No se si buscàndolo a èl o buscàndote a tì.

- Y de pronto te apareces, cuando ya habìa dejado de buscar algo, nada, todo.

- En aquel tiempo, cual sin màs cortè todo cuanto sentìa; una mandràgora arrancada que apenas se quejò; y desde entonces se volviò un ser mudo, extraviado, triste. Que hizo experimentos de vida, fallidos la mayorìa. Mirando solo desde muy lejos y solo de vez en cuando el curso de tu vida; sin interferir lo mas mìnimo en ella. Pero pendiente.

- A tu manera viviste. A mi manera he pasado esta media vida. Tal como debìa ser. Te dejè vivir en paz; puesto que desde el principìo entendì que yo no podìa ser parte de lo que eran tus anhelos. Pues era un ser inapropiado para una vida normal; no merecias eso.


La voz de Emma Shaplin empezò a sonar dulce, infinita, hermosa. Su coros enmascarados con negros antifaces cantaban divagados entre los arboles. Divagada y oculta tambièn la orquesta que acompañaba las notas de la notte etterna.

¡ Que hermosa melodìa ! para recibirte, para estar a tono con tu belleza. Belleza con hermosura.

Pero tu, Susana, al igual que lo coros y la orquesta permanecieron ocultos. Otra vez ¿ por cuanto años mas ?.

Que bella voz, para este pàramo que quedò de nuevo solitario.

Esta es nuestra eterna noche, y nuestro eterno lugar; cuando al fin nos reunamos, Susana.