LA GRACIA (LA MISERICORDIA) ES GUARDAR TODOS LOS MANDAMIENTOS DE JESUCRISTO...

Es cierto que ya no estamos bajo la ley del viejo testamento judío, ley que mandaba penas de muerte, guerras y genocidios donde se mataba a hombres mujeres y niños, ley que mandaba también esclavitud y sacrificios. Todo eso quedó anulado por los mandamientos que Jesucristo mandó cuando predió el Evangelio. Entonces, ahora los cristianos debemos guardar los mandamientos de Jesucristo.

Pero algunos, equivocadamente dicen, que no estamos bajo la Ley sino bajo la Gracia. Y también dicen equivocadamente que estando bajo la gracia tenemos solo dos mandamientos, que están basados en el amor a Dios y al prójimo.

Y ésta es la respuesta para ellos:

¿En qué se basan para decir que solo tenemos dos mandamientos? Veamos en que se basan... Se basan en la escritura que dice que el primer mandamiento es amar a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente, y el segundo mandamiento es amar al prójimo como a ti mismo. Y con esto quieren hacer ver que estos dos mandamientos son los únicos mandamientos del Evangelio. Pero esto es una equivocación, porque el Evangelio también dice que, para entrar en la vida, también hay que guardar los mandamientos que Jesús mandó guardar, mandamientos que así dicen:

"Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios" (Mateo 19:16-24)