Dios promete poner fin a la maldad o iniquidad y a los que la causan.
Al mismo tiempo, protegerá a los que le sirven,
porque la Biblia dice:
“El mundo va pasando y también su deseo,
pero el que hace la voluntad de Dios
permanece para siempre.” (1*Juan 2:17)
Como sucedió al tiempo del diluvio mundial de los días de Noé,
significará solo el fin de la gente mala y de su modo de vivir.
Pero los que están sirviendo a Dios sobrevivirán a través del fin.
Entonces, en una Tierra ya limpia,
disfrutarán de haber sido librados
de todos los que desean causarles
daño y oprimirlos.—Mateo 24:3, 37-39; Proverbios 2:21, 22.
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)