Perdónanos nuestras deudas (Mat. 6:12).

¿Por qué dijo aquí “deudas” Jesús si en una ocasión posterior dijo “pecados”? (Mat. 6:12; Luc. 11:4). Hace sesenta años, La Atalaya explicó la razón: “Un pecado de transgresión contra la ley de Dios nos pone en deuda con él. [...] En pago de nuestro pecado Dios podía exigir y tomar nuestra vida; [...] podía retirar su paz de nosotros, rompiendo todas las relaciones pacíficas que tiene con nosotros. [...] Le debemos nuestro amor, expresado en obediencia; y cuando pecamos dejamos de pagarle nuestra deuda de amor, porque el pecado es falta de amor hacia Dios” (1 Juan 5:3). El hecho de que necesitemos pedir perdón todos los días nos recuerda que, legalmente, la única manera en la que Dios puede perdonar nuestras deudas es mediante el sacrificio de rescate de Jesús. Aunque ese rescate se pagó hace casi dos mil años, deberíamos valorarlo tanto como si se hubiera pagado hoy. En realidad, el pago que se hizo por nuestra vida era tan elevado que ningún ser humano imperfecto hubiera podido cubrirlo (Sal. 49:7-