Vaya que si no, las deserciones de todas las comunidades religiosas va en aumento, y se entiende el porqué, con tantas ""verdades"" pues una gran cantidad de personas prefieren la salida fácil, no creerle a ninguna.
Pero así está profetizado y en contra de eso poco podemos hacer, creo que lo mejor es mantenernos en lo que recibimos desde el principio, sabiendo de quien lo recibimos.
Jesús es divino en el cielo, y humano 100% en la tierra, por eso se le llamo el segundo Adán.
No fue una mezcla de las dos cosas, la biblia dice que el se despojo de su divinidad y vino a estar semejante al hombre humano.
Gracias saludos
Y yo he sido responsable de muchas de esas deserciones, yo mismo no porque yo ya soy tercera generación en mi religión..
uno diría que las deserciones ocurren porque los católicos no conocen su propia religión, pero la verdad es que aun conociéndola, si leyeran los escritos de los primeros padres la didaché y otros documentos entenderían que ni Pedro ni Jesús, no tenía nada que ver en la jugada..
Cita:
Iniciado por KIMO Ver Mensaje
Jesús es divino en el cielo, y humano 100% en la tierra, por eso se le llamo el segundo Adán.
No fue una mezcla de las dos cosas, la biblia dice que el se despojo de su divinidad y vino a estar semejante al hombre humano.
Gracias saludos
El “hijo unigénito” de Dios, la Palabra, era un espíritu como su Padre; por consiguiente, “existía en la forma de Dios” (Flp 2:5-8), pero después “vino a ser carne” y residió entre la humanidad como el hombre Jesús. (Jn 1:1,*14.)
Fili. 2:5-7, Besson “Haya en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual existiendo en forma de Dios no*estimó por usurpación el ser igual a Dios; al contrario, se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo.”
Jesús, ni más ni menos que un humano perfecto, llegó a ser un rescate que compensó exactamente por lo que Adán había perdido: el derecho a la vida humana perfecta en la Tierra. Por eso, el apóstol Pablo bien podía llamar a Jesús “el último Adán”, y decir en el mismo contexto: “Así como en Adán todos están muriendo, así también en el Cristo todos serán vivificados”. (1*Corintios 15:22,*45.) La vida humana perfecta de Jesús era el “rescate correspondiente” exigido por la justicia divina... ni más ni menos. Un principio fundamental hasta de la justicia humana es que el precio que se paga debe corresponder con el mal que se haya cometido.
No obstante, si Jesús hubiera sido parte de una Deidad trinitaria, el precio de rescate habría sido infinitamente superior a lo que exigían las propias leyes de Dios. (Éxodo 21:23-25; Levítico 24:19-21.)
Quien pecó en Edén fue solo un humano perfecto, Adán, no Dios. Por eso, para que en verdad el rescate estuviera en conformidad con la justicia de Dios tendría que ser estrictamente equivalente... un humano perfecto, “el último Adán”. Así pues, cuando Dios envió a Jesús a la Tierra como rescate, hizo de Jesús lo que satisfaría la justicia: no que Dios se hiciera carne, no un Hombre-Dios, sino un hombre perfecto, “inferior a los ángeles”. (Hebreos 2:9; compárese con Salmo 8:5,*6.) ¿Cómo podría parte alguna de una Deidad todopoderosa —Padre, Hijo o espíritu santo— ser alguna vez inferior a los ángeles?