El alma, como algo que perdura después de la muerte del cuerpo es algo ilusorio, no existe. No hay ningún fundamento para creer en su existencia, aunque sí hay fundamentos para suponer porqué la mayoría de las personas creen en la existencia de un alma trascendental.
La idea de un alma que no muere está sustentada principalmente en el miedo a la muerte o al rechazo a la idea de que algún allegado haya desaparecido completamente, es una forma de negar una muerte completa. Se necesita creer que hay algo más, una futura reunión con los seres queridos, una vida en el Paraíso o en la Yanna, una reencarnación, un espíritu vengador como los Onryo o Goryo. etc.
Por otra parte, la idea de una existencia luego de la muerte fue alimentada, inculcada y bien aprovechada por los más poderosos para conformar a las personas por padecer injusticias o privaciones ya que luego serán reconfortados.
También sirve para infundir miedos y someter la voluntad de las personas: si no se cumplen ciertos preceptos o se desobedecen determinadas reglas seremos castigados por toda la eternidad o nos reencarnaremos en un ser inferior.
Se ha llegado al colmo de la estupidez de querer pesar el alma, tomando el peso de un moribundo antes y después de su muerte, y para algunos ha sido la prueba de su existencia.
"Es más fácil engañar a la gente que hacerle ver que ha sido engañada" Mark Twain