Consideración sobre la disposición mutua para la generación de afectos.
Cuando la aparente falta de interés ajena convierte en inminente la aparente falta de interés propia entonces la aparente falta de interés ajena deviene en inminente y ante una inminente falta de interés ajena en contraposición a una también inminente falta de interés pero esta vez propia no queda más que decir que la comunicación mutua ha dejado de ser vigente para convertirse en aparente y partiendo de ahí ya no hay nada que torne las faltas de interés propias ni las faltas de interés ajenas de inminentes a aparentes y mucho menos a ser lo que en un inicio fueron: muestras de interés reales con propensión a convertirse en afectos.
Mi pena es sencilla y nada misteriosa y, como tu alegría, por cualquier cosa estalla.