Hoy cumplo 40 días de haber iniciado mis intervenciones en el subforo de religión.

No lo repruebo, pero tampoco voy a decir que amerita tenerlo entre mis favoritos.

La culpa tal vez es mía, creyendo que aquí iba a ver renacer un sitio en donde estuve hace unos diez años, en el cual nos juntamos 10 ó 12 creencias y formas de pensar sin agresiones, con un esquema de convivencia, cultura y análisis de muchos temas: un precioso remanso de aprendizaje, que finalmente es lo que yo busco.

Este subforo tiene un 10% de aquello a lo que yo aspiraría.

Aquí hay gente inteligente y culta (de diversas creencias), pero en general sus aspiraciones me decepcionan: buscan el enfrentamiento prioritariamente, convirtiendo esto en un coliseo ideológico en vez de un foro (faro) de cultura, que es lo que yo deseo.

Por aquí seguiré asomándome, pero con menos tiempo e intervenciones.

Por problemas con una moderación con la que yo tampoco coincido, se fue mi estrella, Dorogoi, un tipo culto e inteligente a quien extraño.

A cambio de este brillante compañero, tengo que ver y recontraver la presencia de gente repetitiva, insolente, masticando lo masticado, regurgitando lo regurgitado, toda una monserga.

Hice otras amistades. No doy nombres, pero ellos sabrán quiénes son. Los abrazo.

Pero en el contrapeso, poco pierdo con alejarme. Algunos obviamente se alegrarán, porque se sentirán aliviados de mi incómoda presencia (atea, marxista, pederasta, homosexual, tramposa en el tenis, plagiadora de textos, quemadora de iglesias, ocultadora de intenciones, mala persona en términos generales).

Buscaré otras opciones en el universo cibernético, pero en este foro me concentraré en mi segunda gran vocación, la literatura, en donde espero ser menos pernicioso y que mis detractores dejen de fastidiarme.

Ahí podrán encontrarme.