La vida es como un libro, cuando lo leemos hacia atrás se nos descuaderna todo. Lo fundamental se transforma en nostalgia, y lo esencial en cotidiano.
Es como una puta inmaculada, marchitada a costa de ser jodida. Cargada de cinismo nos embauca en lo accesorio ocultándonos lo primordial. El no perder nunca el sentido del humor
Para alentar el humor será bueno que en la primera fila estén los mandatos dignos de un esmerado bufón, pues es el humor el único salvavidas que nos queda cuando todo está perdido.
Os contaré algo de mi vida. No recuerdo ya si me pasó con mi tercera o con la cuarta esposa:



“Me levanté temprano aquél día, me vestí lentamente, agarré mi casco y mis guantes, me fui silenciosamente al garaje, arranqué la moto y procedí a sacarla del garaje.

Al salir me encontré una lluvia torrencial, toda la calle inundada y un ventarrón helado que soplaba al menos a unos 100 km/h.

Volví a meter la moto en el garaje, puse la radio y me enteré de que el mal tiempo iba a durar todo el día.

Entré de nuevo en mi casa, me desvestí silenciosamente y me deslicé dentro de la cama.

Despacito me acurruqué contra la espalda de mi mujer, y le susurré al oído: "¡El tiempo afuera está horrible!"

Ella acariciándome, me contestó medio dormida:
"Ya lo sé. ¿Te puedes creer que el gilipollas de mi marido se ha ido en moto? "