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Me hiciste acordar al leer tu post, Rusko, al maravilloso ser humano que fue Juan Pablo II... Y me vino la imagen de un sacerdote católico al que conocí hace muchos
años durante unas vacaciones. Estábamos conversando sobre la necedad humana de las guerras, se levantó su pantalón hasta las rodillas, y me enseñó las tremendas
quemaduras por cigarrillos que tenía en sus piernas.