Iniciado por
TOMÁS MORO
El día había amanecido limpio y raso como la superficie del mar cuando esta en calma como la piscina de mi casa. Gracias a Dios no corría el aire ,ni tan siquiera para saludarte ,cuando corrías intentando encontrarle .
Y allí estaba yo , a las cinco de la tarde ,vistiendo traje azul celeste con ribetes de oro .
¡Vive Dios ! que aquella estampa de torero valiente ,lo digo desde la humildad, creaba suspiros femeninos sin poderlo evitar. Pues soy hombre de buenas hechuras y físico agradable a la vista , con dos ojos color aceituna que cuando miran a una mujer ,detienen el tiempo convirtiéndolo en eterno ,y ella se siente desnudada hasta del cuerpo, mostrando su alma, que temblorosa y asustada ,tan sólo espera una palabra ,a modo de caricia, para sentirse transportada al edén de las delicias.
Me acerque con paso varonil de torero ,al centro del redondel . Y puesto frente a la puerta de toriles espere de rodillas,con la capa a dos manos tapándome desde el cuello hasta el suelo, la salida de aquel, al que el destino, ha colocado frente a mi como enemigo y como amigo . Se abrió la puerta del chiquero, y apareció un ser que no pertenecía a este mundo ,pues en sus ojos de fuego se advertía que procedía del mismo Averno . Aquella mala bestia , irrumpió en la plaza con las dos patas delanteras en el aire ,a modo de caballo de rodeo . Su aliento ,expelido con fuerza por sus ollares levantaba remolinos de arena , de tal modo que llegue a pensar que aquel hijo de Belcebu podía llegar a despeinarme . Tras unos instantes en que el silencio se cortaba con cuchillo jamonero , el toro detuvose en seco frente a mi . Negro zaino como la muerte, con un lucero en la frente a modo de marca satánica,defensas acampachadas como si fuesen a recoger la única gota de sudor que indiscreta y libre corría por mi espalda. En aquel lapsus de tiempo mi vida se presento de un modo cristalino a mi entendimiento como preludio de una muerte inminente , rece al Dios creador pidiéndole una muerte rápida y certera ,pero si el hombre propone ,no es sino Dios,quien en último término dispone . Quiso la providencia que aquella mala bestia arremetiese contra mi con un gañafon ,intente evitarlo con una verónica sobre mi cabeza ,pero tal fue la embestida que acabe volando cual pájaro, y fui a caer para mi dicha, en los brazos amorosos de una bandera de mi patria inmortal que ,cual madre generosa, estaba dispuesta a socorrerme en las gradas de la plaza . Tras la cogida milagrosa ,salí indemne tanto en valor como en dignidad ,baje de nuevo a la arena y tras una faena con muleta ,brillante y valerosa ,me fueron concedidas las dos orijesanas y el rabo . Salí a hombros de la plaza entre vítores y alegrías ,y alguna que otra petición de paternidad a futura descendencia . No era yo hombre de moral estricta como corresponde a un soldado de Cristo ,pero permitanme que como caballero me guarde la resolución de tal envite y lo deje a la imaginación del lector .Pues aunque no quiero pasar por maricón tampoco quiero que se me tome por licencioso.