En algunos países orientales como Japón, Camboya y China, la flor de loto tiene un significado muy especial.
No hay estanque que no la posea, emergiendo desde el fondo barroso hasta alcanzar la superficie para mostrarse en toda su belleza.
Es semilla (causa) y flor (efecto) a la vez, y un principio de la religión budista nos habla de que en toda causa está implícito el efecto, que conlleva la siguiente causa.
Para los japoneses la flor de loto representa el alma de Buda que, de una vida de problemas y sufrimientos (metafóricamente en el
barro) elevó su alma a la gloria y a la pureza, como lo hace la flor de loto.