-"Pero.., ¿a qué se levantó la liebre? ¿No habían muerto ya de eso sopotocientos varones de la jüngere Linie de la Haus Reuß y NADIE ignoraba lo de la "sangre sucia" de la casa de los Kapfenberg?"

¡Ah!; su galería era un templete a la armonía, el respeto, la pureza y tranquilidad en torno a la "chabana" (es decir, la más bella de sus orchidées) cuando venía su amiga (siempre después de comer: su "chakai" no incluía "kaiseki")... El metal de la tetera hacia juego con el fondo de la pintura del rollo colgado en la pared y con el color de la estera donde, hasta con sus "tabi", se aposentaban... Yo, si insistía hasta el hartazgo, era tolerado..; mais, NO se me permitía casi ni respirar.

-"Creo que no debería minusvalorarse la COLOSAL dificultad de la sangre azul para asumir que, en realidad, su sangre sólo tiene el DEBER de ser azul... Cierto: NADIE desconocía ciertas cosas..; pero, hasta podría resultar desconcertante CUÁN inconcebible era incluso para los médicos palaciegos imaginar que una simple enfermedad pudiese cebarse en augustas personas. Lo más tranquilizador era achacar al tan imprevisible e ineludible como inescrutable dicto del Altísimo las cosas..."

Ma iaia, a.c.s., gustaba de mostrarle a su amiga con CUÁNTISIMO cuidado había escogido el carbón para aquellas delicadas brasitas bajo la tetera dejando un poco sin quemar al lado, rodeado de trocitos de incienso natural... Las dos habían ido aquella mañana a la peluquería y ni un cabello se descolocaba mientras, sonriéndose, miraba una y miraba la otra si la primera miraba...

-"Ya, ya... Era muchísimo más fácil murmurar sobre, por ejemplo, una secreta sífilis de S.A.R. Ernst II August Karl Johann Leopold Alexander Eduard, Herzog von Sachsen-Coburg und Gotha, y aun sobre una escondida infertilidad de S.A.R. Alexandrine-Luise-Amalie-Friederike-Elisabeth-Sophie von Baden..; ¡que no..!"

El servicio de té para ¡tales ocasiones! era de cerámica. La amiga de ma iaia, a.c.s., gustaba de acariciar las tazas y, discretamente, olerlas como se huele la tierra recién mojada tras la lluvia y ma iaia, a.c.s., SIEMPRE regaba personalmente toda su galería antes que ella llegara...

-"No deberíamos juzgar con excesiva dureza a quienes se entestaban en tener por IMPOSIBLE que la sangre azul transmitiera algo más que augusto pedigree... Era algo con lo que, básicamente, comulgaba el orbe entero. En realidad, my dear, costó más convencer de la existencia de tal enfermedad a quienes no eran miembros ni de la nobilitas... ¿Cómo comprender que una mujer aparentemente sana alumbrara chicos obviamente enfermos y chicas aparentemente sanas a un marido aparentemente sano? A toro pasado se ve todo muy fácil a veces..."

El casi sordo crepitar de las varillas de fina madera añadidas a las brasitas permitía a su amiga y a ma iaia, a.c.s., levantarse y recorrer otra vez el corto "roji" rociado de gotas de agua de rosas para aclararse la boca y lavarse las manos en un recipiente de piedra al caso y, de paso, exhibir sus hermosísimos Iromuji (a ma iaia, a.c.s., se lo había regalado esta amiga -una viajera tan entregada como incansable: murió de trip-).

-"Es cierto: la augusta "maladie héréditaire" es un TRAGO muy difícil de asimilar... NO creo que, a día de hoy, esté aún real y auténticamente asimilado..."

Su amiga perdía su mirada en el delicado torrente sugerido en el sin par suiseki situado justo en oblicuo del recipiente que contenía el pu-erh {SÓLO lo utilizaban cuando se reunían -JAMÁS ma iaia, a.c.s., permitió fuese servido a NADIE más; a mí me lo dejaba probar..; pero, NADA más-} y al lado del cual, ¡oh, la finesse del "kōdō"!, crepitaban leve, casi imperceptiblemente dos muy secas y artísticamente retorcidas ramitas de sándalo primorosamente situadas sobre unos muy pequeñitos vasitos con agua...

-"Tampoco lo creo yo..."

Sonreían relajadas... También lo hubiesen hecho si hubiesen estado hablando de los salvajes que, cuando tiraran las puertas abajo, las descuartizarían..; SURE. No, no, no..; durante los cotidianos Five o'clock tea en mi home se usaba, con visitas o no, el servicio de diario y el té negro normal y corriente; y, sólo se sacaba el servicio de plata del ajuar de ma iaia, a.c.s., en ocasiones MUY especiales (y, ya tenían que ser extraordinarias para usar el Pequeño Dragón Negro que era la debilidad de ma iaia, a.c.s. -el pu-erh era para ella un exclusivísimo LUJO-).

Siempre, en cualquier caso, a su disposición, damas y caballeros.

Jaume de Ponts i Mateu