No era verdad…

Tus palabras al oído, las promesas que estableciste, yo ya sabía que nada era
verdad.

Y no fue por que no quisieras o no pudieras, es que no contabas con mi natural
desatino y ese rechazo a pertenecer, a estar en la pintura de nadie, a quedarme
lo suficiente para que te dieras cuenta de que valía la pena aguantar un poco
más.

No, la mentira fue no aceptar que no había nuevos caminos por recorrer.