Simple y sencillamente, las ultrafeministas ya no se conforman con fetos: ahora matan también a niños ya paridos.
Eso lo comprueban casos como el Casey Anthony en Estados Unidos, o los casos argentinos de Elizabeth Díaz, Daniela Verónica Tapia, María Eugenia Soriano, absueltas, o Romina Tejerina, casi canonizada por gente como León Gieco.
¡Vida, nada me debes!
¡Vida, nada te debo!
¡Vida, estamos en paz!
I loved, I was loved, the sun caressed my face.
Life, you owe me nothing, Life, we are at peace!