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Tema: pakasso escritor

  1. #101
    Fecha de Ingreso
    24-mayo-2009
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    259

    Predeterminado

    9.1.- Mis hijos

    Después de mi primer hijo varón, al año siguiente nos nació una mujercita, con lo que ya teníamos la pareja, decidido a no procrear un montón de hijos a los que no pudiera dar una educación adecuada – como nosotros, los hijos de mi padre y de mi madre- y un tanto por evitarle riesgos a mi esposa, decidí que no habría más hijos, lo comentamos Ana y yo y ella empezó a tomar anticonceptivos, orales e inyectables. Pero ocho años después, tal vez tuvo un descuido porque resultó embarazada nuevamente, me enojé mucho, pero tuve que aceptarlo y llegó una niña más.

    La insté para que se operara de una vez, pero no quiso, en una consulta con mi doctora del Seguro Social, comenté esto y me aconsejó que me hiciera una vasectomía, me gustó la idea, pero tenía miedo de perder la libido y dejar de funcionar sexualmente, me comentó que esto no sucedía, que su marido funcionaba perfectamente, sin la preocupación de embarazo, la pareja disfrutaba plenamente del sexo, para reafirmar lo dicho me nombró a otras parejas que habían pasado por esa experiencia. Tomé nota y en un arranque de audacia, entrevisté a algunas de las señoras mencionadas, sobre el tema. Las reacciones fueron muy diversas, desde incredulidad hasta indignación, pero obtuve información muy importante para mí.
    Me decían por ejemplo y a usted, ¿Qué le importa?, explicaba el motivo lo mejor posible y conseguía que me dijeran en confianza “pues, si se hizo la vasectomía y funciona muy bien” pero ahora que sabe que no dejará hijos regados se ha vuelto más coscolino”, o el problema es que ahora quiere tener sexo a cada rato, donde sea, se ha soltado. En general todos continuaban su vida sexual sin problemas, sólo una me dijo, “el mío no funciona bien, pero creo que es porque tenía mucho miedo de hacerse la operación”. Eso me motivó y enterado que llegaría un cirujano muy experimentado hice mi cita, que llegó muy rápido, recibí un aviso con la fecha, era en domingo por la mañana, acudí puntual al área de urgencias, expliqué el motivo de mi visita y me enviaron a una enfermera muy joven para que me preparara, trajo un pequeño jabón, una navaja de rasurar y un rastrillo, me pasó a un baño y me pidió que rasurara el área genital. Con mucho cuidado procedí, pero la enfermera entraba a cada rato para preguntar si había terminado, tuve que decirle, apenado que no era fácil, que la cara estaba lisita pero los testículos arrugados y no me quería cortar, cuando al fin terminé dijo que tenía que cerciorarse de que lo había hecho bien y con una mano examinó los testículos, eso me provocó una fuerte erección, a pesar de la vergüenza que tenía, no se inmutó, de su pequeño maletín extrajo un cubito de hielo, lo aplicó a los testículos y la erección desapareció como por arte de magia, pasamos al quirófano y preguntó por el cirujano, la respuesta fue burlona “anda afilando el tranchete . Me pusieron en el quirófano y me hicieron una ráquea , después procedieron a embadurnar mi zona genital con un desinfectante , supongo, lo hacían tres enfermeras y cuando llegó el cirujano me dijo “a ver, ¿cuando habías tenido a tres bellas mujeres masajeándote ahí?, se rieron, no supe que decir y aún siguiendo la broma me dijo “me tardé un poco porque fui a capar un puerco a Las Guacamayas”, ahora me reí yo y procedió, vi como hacía un pequeño corte con el bisturí por la parte baja de los testículos, después, con una pinza extrajo una tripita delgada, la amarró en dos lugares y cortó en medio, extrajo dos pequeñas muestras y procedió a coser nuevamente me indicó que debería descansar un rato antes de incorporarme, las enfermeras en tono burlón me decían como una canción de moda “prometes y prometes y nada”, una media hora después, me ayudaron a incorporarme, me indicaron que no debería comer carne de puerco hasta que cicatrizara el corte y que no tuviera relaciones sexuales con mi esposa durante un mes, tiempo en que debería volver para que me hicieran un análisis a fin de comprobar que no había espermas. Regresé a casa como “charrito” con las piernas arqueadas, procurando ni siquiera rozar las herida que por supuesto no dolía gran cosa, al día siguiente teníamos una invitación a un 15 años y no podíamos faltar, fuimos y bailamos, pero no tomé alcohol, me dieron 14 días de incapacidad que no fueron necesarios, trabajé todos los días y cobré mi salario y la incapacidad, al mes regresé para el estudio y nuevamente la enfermera me llevó al baño con un pequeño frasquito, donde debía depositar el semen, le indiqué que yo solo no me inspiraba, se rió mucho y me trajo una revista con algunas mujeres en bikini, indicándome que sólo esa ayuda me podía dar, que le echara imaginación, entregué la muestra y en una semana me dieron un documento con los resultados: El semen no contenía espermas. Lógicamente mi familia se dio cuenta de esto. Una de mis cuñadas me dijo burlona “ahora si ya valiste, no vas a servir para nada” contesté la burla con un “no doy muestras gratis” y así quedó el asunto. Obviamente, no tuve problemas de ningún tipo, por el contrario, llegué a recibir insinuaciones de probar que funcionaba bien, pero Ana me era suficiente, nuestros pleitos y reconciliaciones requerían de mucha energía de mi parte.

  2. #102
    Fecha de Ingreso
    24-mayo-2009
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    Predeterminado

    9.2.- Un nuevo giro

    Los nuevos funcionarios eran cada vez menos concientes y esto fue cambiando la relación entre ellos y nosotros, después de algunos recortes de personal, en 1992, decidieron que al ser menos obreros, recibían menos por las cuotas sindicales, por lo que recortarían también el personal del sindicato, nos iríamos los que tuviéramos sueldos más elevados o mayor antigüedad, ya que habían hecho algún arreglo para que la empresa los apoyara económicamente para las liquidaciones. Me pusieron en la lista de prospectos a dejar mi empleo. Me lo notificaron y estuve de acuerdo, empecé a buscar empleo nuevamente para estar seguro cuando éste llegara a su término. René había iniciado un negocio de venta de equipo de cómputo, consumibles y accesorios, que, según él no le daba para ganancias ni para comer. Consiguió empleo con una Compañía Constructora en la Termoeléctrica de Petacalco y me propuso que fuera a trabajar a su negocio, como administrador. Me daría un poco más de sueldo y la garantía laboral de un año, acepté. En el sindicato habían acordado darme como liquidación, incluyendo una compensación la suma de 22,500.00 pesos, bastante justa, y solicitaron a la empresa el apoyo necesario, Les entregaron un cheque por la cantidad solicitada, que incluía a otras tres compañeras, Pero como suele suceder, empezaron a despedir al personal femenino sin respetar el orden, dado que no me daban una fecha definitiva, empecé a trabajar con René en su negocio. Era un local de tamaño mediano, ubicado en el centro de la ciudad, pero con la ventaja de tener a un costado la biblioteca municipal. Por principio elaboré un listado de productos con sus precios respectivos, y los comparé con otros establecimientos. Como lo sospechaba, eran más altos, por lo que propuse un descuento de un 5%, René estuvo de acuerdo, pero en lo que fue necesario hacer una fuerte terapia se presentó cuando me solicitaron, vía telefónica, varias cajas de papel stock a una colonia lejana y las entregué allá. Puso el grito en el cielo, expresiones como ¡si ocupan el papel, que vengan por él!, las hubieras enviado en un taxi y que allá lo paguen ellos. Su negocio no hacía entregas a domicilio. Le recordé cuando compramos la primera computadora y nos la enviaron por avión, sin hacer un cargo extra por el envío y después de mucho platicar, aceptó a regaña dientes. Con los precios más bajos y con entrega a domicilio, el negocio empezó a despegar.

  3. #103
    Fecha de Ingreso
    24-mayo-2009
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    Predeterminado

    Pasados tres meses y viendo que del sindicato no me resolvían nada, me decidí y fui a cobrar mi liquidación, me dijeron que regresara a trabajar como si no hubiera estado ausente, y como no llegamos a un acuerdo, prepararon mi liquidación que en esta ocasión solamente llegó a 3,500.00 argumentando que como yo salía de forma voluntaria no alcanzaba ni la prima de antigüedad, alegué que Sicartsa ya había aportado la cantidad ofrecida en la ocasión anterior y me dijeron sin ninguna vergüenza que la habían gastado en otras cosas, que regresara a trabajar y más adelante veríamos, enojado por la forma ruin que se estaban portando al pagar así 10 años de trabajo fiel y entregado, les recibí la cantidad y salí. En mi lugar contrataron a un muchacho que había servido en el sindicato de empleados del H. Ayuntamiento Municipal, pero no sabía nada de computación, mi ex jefe, me pidió que lo entrenara un poco y me pagarían, me presenté varias veces y ponía al tanto varias cosas pendientes, pero cuando intentaba decirle cómo se hacía me respondía “hazlo tú, de todos modos te pagan”. Presenté mi factura por varias noches de trabajo y se les hizo caro, la pagaron a regañadientes, porque además el muchacho no aprendía, me negué a ir más y solamente me presentaba cuando les urgía mucho, entonces hicieron algo más que terminó de romper nuestra relación laboral. Los programas que usaba la computadora, todos sin excepción los había conseguido o los había programado yo, valiéndome de D´base III plus, pero llevaron a un supuesto ingeniero que intentando ver el código fuente los abrió y guardó con “wordstar” echándolos a perder, se vieron obligados a llamarme, lo hicieron un día sábado como a las once de la mañana, acudí y me di cuenta del desastre, sabiendo que no podría repararlo antes de la una de la tarde, cuando cierran las oficinas ese día ofrecí regresar el lunes, con el pensamiento de llevar una copia del original que yo había hecho, pero una compañera fiel me dijo que habían discutido el asunto y consideraron que no sabría hacerlo, que uno de ellos conocía a otro ingeniero que era muy eficiente aunque un poco caro. Decidí no ir hasta que me llamaran, ya era mucho colaborar sin que se apreciaran mis servicios, para terminar la siguiente semana se rindieron, nuevamente me plantearon la necesidad de reparar el programa, esta vez les dije que yo tenía mi programa original y que se los instalaría y les actualizaría las asambleas anteriores por una cantidad mayor a la que me dieron de liquidación, pero que subiría el precio cada vez que me enterara de que personas ajenas le metían mano, cosa innecesaria, ya que trabajaba perfecto solamente capturando los datos. Por supuesto no estuvieron de acuerdo y dejaron pasar 15 días más, entonces desesperados se rindieron y me pagaron lo que pedía, cumplí instalando de nuevo el programa y actualizando el trabajo. Supongo que ahora le hicieron las copias necesarias y volvieron a los respaldos, porque no fui llamado más. Pasado algún tiempo por fin tomaron la cultura de usar computadoras en cada oficina, las que les vendí yo, a buenos precios y con algunas planeaciones para el mantenimiento normal.

  4. #104
    Fecha de Ingreso
    24-mayo-2009
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    En la tienda de computación, uno de los empleados, el técnico, Beto, era muy inteligente y se desempeñaba también como instructor, daba cursos del programa informático que hizo el boom en computación “Windows” y de la suite complementaria “Office”. Además de reparar equipos, nos integramos rápido a la competencia, había en aquel tiempo 11 tiendas más, pero la mayoría sólo vendía equipo y consumibles, mientras que nuestra oferta era más integral. Dábamos servicio de reparación y mantenimiento de equipo de cómputo a varias compañías que construían la Termoeléctrica “Plutarco Elías Calles” de Petacalco, Guerrero, para esto teníamos que recorrer aproximadamente 20 kilómetros de carretera en mal estado, pero nos sirvió para catapultarnos hasta Zihuatanejo, ampliando nuestro radio de acción. Estos servicios los realizábamos los domingos, para no estorbar las operaciones de las compañías. Un caso muy sonado ocurrió, cuando en época de lluvia, que a veces es torrencial o prolongada por estos lugares, una compañía se vio inundada y sus diez computadoras, sepultadas bajo el lodo. René recibió el llamado y regresó con varias de ellas convertidas en auténtica chatarra, custodiadas por los representantes de la compañía, quienes estaban desolados por la pérdida total, dado lo delicado de estas máquinas. René en un destello de audacia, las desarmó totalmente y después de lavar las tarjetas electrónicas al chorro de agua de la llave las puso a secar como ropa. En un cable que instaló en nuestro taller y al día siguiente, vimos con sorpresa que algunas aún servían y respondían conforme se esperaba de ellas. Rehicimos 6 de 10, ante el beneplácito de nuestros clientes. Esto nos hizo famosos ante las compañías constructoras que habían dado el pésame a la siniestrada. Llegó 1994, que fue un año fatídico para México, Una crisis económica azotó al país, de 12 negocios de computación, 8 se fueron a la quiebra, sólo sobrevivimos los que teníamos otro giro, además de la venta, los otros 3, eran propiedad de Ingenieros.

  5. #105
    Fecha de Ingreso
    24-mayo-2009
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    René tenía un compadre, Martín, que por andar en la política había gastado su liquidación sin lograr destacar, por lo que se mantenía trabajando de lo que fuera en las compañías constructoras, en ocasiones nos acompañaba a la Termoeléctrica a hacer mantenimiento, por lo que me pidió que convenciera a René de que le diera empleo, lo hablamos y se integró al equipo, Beto lo inició en los asuntos técnicos.
    René nos prestaba como medio de transporte un carrito, pero su compadre lo chocó, por lo que usábamos un Volkswagen de modelo antiguo, sin piso y muy carcomido por la salinidad de la región.
    Como dos años después, a Juana Rosa, que trabajaba para el Seguro Social, la enviaron a Torreón y fue necesario hacer arreglos con René para el tiempo que estuviera ausente. Primero le enviábamos su sueldo íntegro cada semana, después propuso desligarse totalmente y le pagamos doble sueldo por un año, para finalizar pagándole una cantidad razonable por su negocio.
    Solos ahora y bajo mi dirección, nos propusimos mejorar en todo, empezamos a rentar equipo bajo contrato a las compañías que lo solicitaran y tuvimos un auge importante, Cuando René regresó, se sorprendió de encontrar el negocio bien surtido, con una cartera importante de clientes, con un prestigio muy alto y un Volkswagen nuevo. Comentó que se le antojaba regresar, Beto y yo lo animamos a hacerlo, pero su compadre le dijo que no, que esto lo habíamos logrado nosotros y que ya le habíamos pagado por el negocio. –debí haber puesto atención a este primer indicio.-
    Como René ya se encontraba a gusto en su tierra no regresó. Entonces cometí un grave error, les dije a Beto y a Martín que deberíamos asociarnos, si, como sociedad anónima, para aprovechar los beneficios fiscales que esto nos concedía y así lo hicimos, ahora ya éramos todos iguales, yo me encargaba de la administración, las compras, las ventas, los clientes y la cobranza y ellos a los asuntos técnicos, subimos a la cumbre, éramos los “número uno”.
    Esto me hacía feliz, comentaba con mis hermanos, lo bien que marchaba el negocio, decidimos aumentar nuestras percepciones semanales, nos fijamos la meta de que en un plazo de un año, compraríamos otros 2 autos para no tener que turnarnos el Volkswagen con el que nos transportábamos, pero había un Judas entre nosotros, Martín ambicionaba ser el propietario absoluto y hacía pequeñas operaciones a nuestras espaldas, Confiado no puse atención a estas señales, guardaba pequeñas cantidades en la bolsa de su camisa, como de forma inocente, luego empezó a llegar con un auto caribe de modelo atrasado, Revisando los deudores, descubrí que un compadre de él que era mecánico no abonaba la deuda contraída por una computadora nueva, como era costumbre, manifesté que se la recogería, pero entonces explicó que él, -Martín- se la había cambiado por el auto caribe, pero que en poco tiempo nos la pagaría. En ese momento debí haberme plantado, pero pensando en que de alguna forma también lo necesitaba, pasé por alto la trasgresión y como Beto no dijo nada, nuevamente no le di importancia, Así las cosas pasaron como 2 años más,.

  6. #106
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    24-mayo-2009
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    Mi hijo manifestó su deseo de prepararse como piloto aviador, fue a la ciudad de México, a presentar exámenes de admisión, pero no logró quedarse, sin embargo aún tenía oportunidad de intentarlo nuevamente un año después. Diariamente recorría los 5 o 6 kilómetros a la población de Las Guacamayas, para mejorar su condición física y leía sobre diferentes materias. Mientras, Mi yerno le comentó que la compañía con la que trabajaba en el muelle, estaba solicitando un empleado para varias labores: Auxiliar contable, capturista y paramédico,. Como mi hijo Había estudiado un curso de contabilidad en el Centro de Estudios Industrial y de Servicios, tenía un título de “Técnico en Contabilidad”, después prestó sus servicios en Protección Civil en el área de “Rescate”, también obtuvo un título de Técnico en Urgencias Prehospitalarias y como me ayudaba en el ciber, además de usar el Internet como entretenimiento, sabía usar computadoras, lo que completaba los requisitos solicitados, presentó pues sus documentos y se quedó a trabajar, sólo con una condición, debería aprender a manejar, ya que no tenían chofer para la ambulancia, hubo pues que darle entrenamiento en mi pequeño Volkswagen, pero cumplido el plazo pasó la prueba. Cuando por fin hubo transcurrido el año y llegado el tiempo de ir nuevamente a México para intentar la admisión en el Colegio del Aire, estaba indeciso, no quería arriesgar el trabajo, porque ya ganaba bien. Me puse serio y le dije “no necesitas trabajar, tienes casa, comida y lo necesario, en cambio quieres ser Piloto Aviador y la oportunidad es ahora, hizo arreglos con los compañeros e intercambió turnos de trabajo, por mi parte, lo llevaba al aeropuerto de Zihuatanejo y después iba por él, pagando sus gastos, en ocasiones, regresaba con él apenas a tiempo para que se pusiera el uniforme y se fuera a trabajar. Una mañana recibí una llamada telefónica, donde me comunicó que por fin había sido aceptado, pero lo enviarían a Guadalajara, Jal., pero tenía una preocupación, debería presentar análisis de salud diversos. Comenté esto con los compañeros y un cliente, doctor de profesión me dijo “No te preocupes, mándamelo mañana temprano a Las Guacamayas, yo le hago todos los estudios gratis” resultó ser el Director de la Clínica del Seguro Social de esa población y así lo hicimos. Se fue pues a Guadalajara y se reportaba continuamente, a veces me comentaba de los malos tratos que recibían por parte de sus compañeros avanzados –las famosas novatadas- que son abusos permitidos en las instituciones, pero aguantó. Ya comentaba a mis conocidos, con orgullo, que próximamente mi hijo se recibiría de Subteniente Piloto Aviador, pero nuevamente sucedió algo imprevisto. Una tarde me sentí muy mal de una gripe, no soportaba el dolor de cabeza, mi hija me ofreció una pastilla para este tipo de enfermedad, pero en lugar de aliviarme, me dolió más, tanto, que contra mi costumbre, acudí a un doctor de mi colonia, le conté lo que sentía y de inmediato me hizo una receta de antigripales, muy efectivos me dijo, pero antes de retirarme me preguntó y ¿no sufres de la presión? No, le contesté, que yo sepa, no. Por si las dudas me revisó la presión arterial y una vez terminado me pidió la receta y dijo “no podrás volver tomar antigripales si no te los receta un médico, tienes la presión altísima y hoy te va a dar un infarto” no lo creí, pero me preguntó ¿tienes dinero para ir a un cardiólogo? “no te voy a cobrar la consulta para que te alcance” y llamó a un cardiólogo amigo suyo, pidiéndole que me esperara, me dio el domicilio y me instó a tomar un taxi, efectivamente, el cardiólogo ya tenía cerrado su consultorio y me estaba esperando, me hizo un chequeo con una lamparita en los ojos y me dijo que era hipertenso desde hacía mucho tiempo, me explicó que en los ojos tenemos venas por pares, una delgada y otra un poco más gordita, pero que cuando había presión alta la gordita oprimía a la delgada que con el paso del tiempo adelgazaba más, me tomó la presión y me hizo un electrocardiograma, mientras se dio tiempo para escribir una carta y me dijo que era urgente que fuera de inmediato al hospital, porque en cualquier momento me daría un infarto, ahora si lo creí. Por lo que había escuchado, en los hospitales no dan de comer, así que fui a mi casa y le pedí Ana algo para cenar, me bañé y le informé que iba al hospital, rogándole que no informara a la familia, posiblemente por la mañana estaría de regreso.

  7. #107
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    24-mayo-2009
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    Llegué al hospital, me recibió un amigo que hacía servicio voluntario y me preguntó qué se me ofrecía, “vine a internarme” le dije despreocupado, me miró burlonamente y dijo “Ya te peleaste con tu esposa y te quieres ahorrar el hotel”, le pedí que entregara la carta al doctor de guardia y esperé, salió muy pronto y me dijo “que pases de inmediato”. Una vez adentro, me tomaron nuevamente la presión y me preguntaron cuanto tiempo hacía que había visto al cardiólogo, y al saber que aproximadamente una hora, me puso una capsula sublingual y llamó a las enfermeras voluntarias para que me pusieran un suero después me pasaron a una sala, yo tenía muchísimo calor, me explicaron que era por la presión altísima, que sin embargo no podrían bajar rápidamente, me estuvieron chequeando la presión cada hora hasta la una de la mañana, entonces a través del suero agregaron alguna substancia que bajo mi presión y ahora por el contrario, tiritaba de frío, me pusieron en el pasillo ya que en la sala no soportaba el aire acondicionado y desde ahí fui testigo de los muchos y variados casos que se presentan en una noche de hospital: un futbolista con una pierna rota, un niño con astillas en una rodilla, una mujer embarazada a la que el bruto de su marido había pateado, fue una noche muy larga, cuando por fin amaneció, me sentí mucho mejor y procedí a ponerme los zapatos, pero no me lo permitieron, avanzó el día y trajeron alimentos para algunos, no para mí, pero tampoco recibía la visita de nadie, ni de Ana, como a las dos de la tarde, algunas enfermeras platicaban de comida mexicana, decían, por ejemplo: “los tamales estuvieron exquisitos, pero no me gustó el atole, el pozole me gustó mucho, hasta pedí doble ración, yo, hambriento y molesto las regañé “si no me dan de tragar, ¿porqué vienen a hablar de comida? Se disculparon y se retiraron, regresaron un rato después con un tazón de consomé de pollo y arroz, todo simple, sin sal, sin sabor, pero se los agradecí, como a las 5 de la tarde me enteré que había llegado el doctor y nuevamente intenté prepararme para salir, mandó nuevos chequeos de mi presión y avisaron a mi casa para que vinieran por mí, con la advertencia de que si a las 7 de la tarde no lo habían hecho, me quedaría hasta el día siguiente, afortunadamente Ana llegó a tiempo.

  8. #108
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    Pocos días después regresó mi hijo, regresó del Colegio del Aire, enterado de mi ingreso al hospital, aunque no logré investigar quien se lo informó. Ya supongo quién lo hizo.
    Después me pidió que lo ayudara para ingresar al Instituto Tecnológico de Lázaro Cárdenas, para estudiar la carrera de Ingeniería en Sistemas Computacionales, por supuesto no le iba a retirar mi apoyo, estudió con mucho entusiasmo y se recibió en 5 años.

    En el trabajo decidimos crecer un poco más, poniendo una sucursal, que planeamos estaría ubicada sobre la avenida más importante del pueblo y empezamos a buscar en renta un local para ese fin.

    Justamente, en esos días mi hermana Dora María me invitó, con mi familia a su boda en la ciudad de Puebla, después de muchos años de vivir con mi cuñado, aprovechando que me tocaban vacaciones, decidimos ir. La boda no se realizó, era sólo un pretexto para motivarnos a ir, de cualquier forma lo pasamos muy bien. Al regreso, me encontré con la novedad de que ya había un local para la sucursal, pero ahora Martín no quería ir a atenderla, abrimos el primer ciber café en Las Guacamayas y Beto, como vivía allá, fue comisionado para atenderlo, de común acuerdo me hice cargo de la sucursal, que no se encontraba sobre la avenida como se había planeado, sino en una calle que la cruzaba, me llevé una computadora y algunos accesorios y consumibles, pero cuando lograba vender algún equipo y avisaba a Martín para que lo pidiera a México, me contestaba que no había efectivo, si intentaba obtener recursos del ciber, me decían que generaba muy poco, 100 o 150 pesos por día y así me fueron ahorcando, hasta que decidí terminar con la situación, cerré el local y como junto a la tienda del centro se desocupó un local, lo rentamos provisionalmente. Beto manifestó interés por separarse, argumentando que su niño de 8 años era un problema que no podían controlar, a pesar de que recibía su salario íntegro y se le daba oportunidad de asistir al Tecnológico, se puso firme, dividimos los activos en tres partes iguales y le dimos la suya, pasaron unos días y fui a hacer cobranza, encontrándome con la sorpresa de que Beto se había anticipado quedándose con lo cobrado, le reclamé y dijo que lo había tomado como préstamo ya que también quería poner un negocio propio. Obviamente, nunca pagó ese dinero, recuperé algunas computadoras, pero ninguna nueva, ignoro como estuvo, pero todas presentaban piezas de segunda, eran un auténtico rompecabezas, lo que me hizo entender el robo que habían sufrido. Fue necesario elaborar formas para el control de los ingresos por la renta de computadoras en el nuevo ciber y sin darse cuenta de lo que hacían me prestaron el block de las formas de control del ciber de Las Guacamayas, ahí se podían ver ingresos desde 300 hasta 700 pesos por día, lo que era muy diferente de lo que reportaban. Martín se quejaba de que cada día ingresaba menos a la matriz y por supuesto, no ayudaba en nada para el nuevo ciber. Viendo el descaro con que se manejaba, decidí dar por terminada la sociedad y aún pretendía quedarse con el Volkswagen, pero se lo impedí, de cualquier forma, tenía muy poco para que cada uno llevara su parte. Me quedé con el ciber y él con la tienda, a la que una vez separado, surtió de inmediato, volviendo a aparecer las mercancías que no tenía. Esther, la mujer empresaria, que ahora era mi cliente, intentó ayudarme con un préstamo, pero ya la situación no se pudo componer. Me sostuve un año más pero con el incremento de ofertas de crédito por Teléfonos de México, los bancos, las mueblerías, no pude competir y tuve que ir a la quiebra.

  9. #109
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    24-mayo-2009
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    X.- DE CHOFER

    Ahora si estaba en un problema muy grave, pero como dicen, cuando se te cierra una puerta se abre otra. Un cliente y amigo me ofreció que trabajara con él como chofer, manejando una combi. No creí que pudiera hacerlo, manejar, cobrar, atender al pasaje, me parecía imposible, él se desempeñaba como Juez del Registro Civil y pidió a uno de sus hijos que me mostrara las rutas y me enseñara algo del oficio con la idea de que yo le hiciera posturas , ya que él era trailero. Así lo hizo, revelándose como un buen amigo y compañero de trabajo, los primeros días no sacaba ni para la gasolina, mucho menos para cubrir la cuenta, pero Álvaro el propietario de la combi, fue muy paciente conmigo. Me decía “no te preocupes, ¡ya saldrá! Y así sucedió, a los diez días completé la cuenta, llené el tanque y me quedó algo para la familia, contaba con su protección y apoyo, siendo político activo, temían enfrentarse con él y eso me libraba de abusos, voy a ilustrarlo con sólo un ejemplo: Los agentes de tránsito hicieron balizamiento de las calles principales, por ese motivo endurecieron su actitud. Haciendo recorrido de paso, hubo necesidad de detenerse por el cambio de luz de un semáforo, esto sucedió justo antes de pasar el área peatonal, a la cual invadía un poco la defensa de la combi, de inmediato subió un agente de tránsito y me indicó que por invadir el área peatonal me llevaría al corralón, resignado devolví los pasajes entre protestas airadas y palabras altisonantes de los pasajeros para el agente, quien, enojado me dijo “¿ves lo que provocas?” me pidió la licencia de manejo y la tarjeta de circulación. Llegamos al corralón y me hicieron inventario, me preguntó por extinguidores y al decirle que no había, me dijo “este carro va a pasar por lo menos un mes aquí” después por un botiquín para emergencias, nueva negativa y otra amenaza, después alegó que las placas estaban sobrepuestas, todo enfocado a que ofreciera una mordida, pero aguanté, entonces me hizo la pregunta clave ¿de quién es este carro? Le dije de quien y entonces le dijo a su compañero que comunicara al delegado lo que sucedía, lo hicieron por radio agregándole agravantes, recibieron como respuesta, “pues ya saben que hacer” si, le dijeron, pero el carro es de… De inmediato cambió la actitud del Delegado, dijo “suéltenlo de inmediato par de pendejos, ¿porqué me buscan problemas con ese cabrón? Por mi parte, usando mi celular había informado a Álvaro lo que ocurría, me dijo “No te preocupes, no pelees con ellos pero no les des mordida, yo arreglo esto” cuando terminaron su comunicación, me dijeron “te puedes ir”. Ahora me tocaba a mí, ¿Irme? ¿ya no hay delitos? No, dijeron, te puedes ir. Divertido les dije “Son peor que los cuicos, aquellos piden una disculpa por sus errores, y ¿los pasajes regresados quién me los paga?, llevo aquí más de una hora detenido y debo pagar una cuenta del carro ¿van a ir a explicarle a mi patrón? Me miraban compungidos y me pidieron, por favor, que me retirara, me fui sin solicitar mis documentos para obligarlos a que se los regresaran a Álvaro cuando los fuera a solicitar. Esto ocurrió al día siguiente, Álvaro se presentó ante el Delegado de Tránsito, supuestamente indignado por lo sucedido y los agentes de tránsito debieron de ofrecerle sus disculpas. Nunca más tuve una molestia, aún cuando deliberadamente hiciera paradas en sitios prohibidos frente a ellos.

  10. #110
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    24-mayo-2009
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    Predeterminado

    10.1.- Algunas anécdotas

    Ser chofer de servicio público es un trabajo un tanto cansado, un tanto peligroso, ya que además de los riesgos de la carretera, te enfrentas a los de la delincuencia, se trabaja desde muy temprano hasta altas horas de la noche, con descansos muy restringidos y salvo algunas líneas, la mayoría no paga lo que marca la ley conforme a días festivos, vacaciones, aguinaldo, seguridad social, etc. Se vive al día, sin seguridad laboral, el carro está bajo tu responsabilidad y los pasajeros también, como compensación, conoces a gente de todo tipo, las mujeres –algunas- te ofrecen favores que en ocasiones no has solicitado, tienes la oportunidad de informarte de casi todo lo que pasa en el pueblo y de prestar ayuda en ocasiones a quienes han sufrido algún accidente. Por ejemplo, en la carretera que entronca con la de Las Guacamayas hay una gasolinera, frente a la que, en época de lluvias se forma un gran charco en el carril derecho viniendo de allá, pues bien una mañana como a las seis y media, llovió muy fuerte, venía con mi combi llena de pasajeros, cuando me rebasó una camioneta, venía muy rápido y se encontró de pronto con el charco, intentó frenar, pero perdió el control y quedó atravesada en la carretera, detrás de ella venía otra similar, que sorprendida por el repentino frenado de la primera, no reaccionó y se estrelló contra ella, molestos, bajaron a reclamar, cuando llegó una tercera y chocando con la segunda la dejó convertida en auténtica chatarra. Desde el primer choque, orillé mi combi y desde ahí veía los sucesos. Antes de pensar en continuar mi camino, pude ver a una motocicleta, tipo Harley Dadvidson, grande y vieja que se sumaba al accidente, el motociclista se dio cuenta muy tarde del problema y viendo que no alcanzaría a frenar, atravesó la moto para obtener más agarre, pude observar como su pierna rebotaba contra el pavimento antes de salir despedido de su asiento, la moto fue a meterse bajo una camioneta, mientras él caía fuertemente sobre la carretera, considerando que podía llegar otro vehículo y rematarlo, atravesé la combi y me dispuse a ayudarlo, se arrastraba con desesperación, tratando de ganar la seguridad del camellón y pude ver que tenía la pierna rota, le pedí que no se moviera más a fin de no hacer mayor la fractura. Llegó el Federal de Caminos y a continuación la Cruz Roja, el Federal de caminos me dijo “lo acabaste” creyendo que lo había atropellado, pero el motociclista, desde el lugar donde estaba tirado le aclaró que yo no lo había atropellado, que por el contrario mi combi lo estaba protegiendo de otros vehículos, el Federal enojado me dijo “pues ya no tienes que hacer aquí” ¡vete!, mi pasaje protestó por el trato grosero pero no le di importancia y ahora si, continué con mi ruta.

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