10 RAZONES PARA NO HACER DIETAS
1. Cuanto más rápida es la dieta, más velozmente se recupera el peso perdido
Es el famoso 'efecto rebote'. O subir como en avión lo que se bajó
trabajosamente por la escalera. Para evitarlo, hay que tratar de ir más
despacio y paso a paso: 'Hoy, el éxito de un tratamiento para adelgazar
implica perder el 10% del peso inicial y mantenerlo por lo menos un año'.El
abordaje moderno es ir por etapas. Así, el cuerpo y la mente se adaptan al
nuevo estado.
2. Después de la privación, llega el atracón Cualquier dieta que uno haga y
luego deje, vuelve a subir. Y cuanto más estricta haya sido la dieta, mayor
será la suba de peso. Porque hay una revancha del cuerpo y de la mente'.
Por otra parte, confirma la psicóloga Teresa Panzitta: 'Toda restricción
incrementa el deseo'. Por eso, hacer dietas restrictivas provoca un aumento
de los pensamientos obsesivos respecto del cuerpo y de la comida, y con
esto se genera un círculo vicioso de prohibiciones y atracones difícil de cortar.
3. Vivir a dieta hace funcionar al organismo en 'modo ahorro' Desde el punto
de vista fisiológico, el organismo está preparado para la escasez, no para la
sobreabundancia de alimentos y estímulos como la que existe hoy. 'Esto hace
que, ante la falta de alimentos, el metabolismo se vuelva automáticamente
más lento para gastar menos calorías', explica la nutricionista Mónica Katz. Y,
a la vez, dispara señales de hambre para alertarnos de que debemos comer
para recargar energías.
4. La mayoría de las dietas no son saludables Según el metaestudio publicado
por American Psychologist, 'las dietas hipocalóricas no aportan la cantidad de
nutrientes necesarios para un buen funcionamiento del organismo'. Y
adicionalmente a esto, 'tampoco generan mejoras en los niveles de colesterol,
hipertensión o glucosa en sangre'. Razón de más para no embarcarse en ellas.
5. Muchas dietas van a contramano de las costumbres y los hábitos sociales
Comer es un hecho social que va mucho más allá de lo fisiológico. Implica
sentarse a la mesa y compartir con otros. El hecho de comer cada vez más
solos y apurados, o frente al televisor en lugar de hacerlo a una mesa,
también predispone a la obesidad, ya que se pierde la noción de las porciones
y las cantidades. Por otra parte, toda dieta que implique horarios o tipos de
alimentos diferentes de los que consumimos habitualmente se vuelve muy
difícil de seguir y rápidamente se abandona.
6. Cuando una dieta fracasa, sobrevienen la frustración y la culpa Estos
sentimientos disparan el deseo de comer como forma de expiación, lo que no
hace sino 'alimentar' un fatídico círculo vicioso. 'Si bien existe una luna de
miel', en la que la dieta se cumple y se baja de peso, después el obeso no
aguanta más y vuelve a subir', dice la psicóloga Panzitta. 'Y esto no le pasa
porque se autoagrede, es transgresor o se porta mal. Le pasa porque el estar
permanentemente a dieta hace que surjan actos de rebeldía por la comida.
Por eso, muchas conductas compulsivas se originan, en realidad, en años y
años de dietas.'
7. Las personas delgadas no viven a dieta Simplemente adquirieron hábitos
saludables de alimentación, que van desde la compra de los alimentos hasta
la forma de cocinarlos, la de comerlos, y el equilibrio entre las calorías que
ingieren y las que consumen.
8. Las dietas provocan estrés Nuestro organismo está preparado para
estresarnos frente a la falta de alimento. Pero este mecanismo de
supervivencia que nos salvó de morir de hambre en el pasado, hoy se nos
vuelve en contra por la superabundancia de alimentos y los múltiples
estímulos que nos incitan a comer (la publicidad, los medios, el aburrimiento).
Y este estrés, que se suma al estrés cotidiano de nuestra vida, hace que
paradójicamente recurramos a la comida como forma de calmarnos. Con lo
que, otra vez, alimentamos el círculo vicioso.
9. El descenso de peso logrado por las dietas raramente se mantiene en el
tiempo Y esto lo saben muy bien todos los gorditos, que conocen y han
probado todo tipo de dietas. Con cualquiera de ellas se puede bajar de peso.
Lo difícil es mantenerse. A los cuatro años de haber emprendido la dieta,
entre uno y dos tercios de las personas recuperaron más peso que el que
tenían antes de empezarlas'. Francamente, desmoralizador.
10. La obesidad es demasiado compleja para curarla con una dieta La
obesidad tiene componentesgenéticos, hereditarios, culturales, hormonales,
metabólicos y emocionales, que requieren un trabajo interdisciplinario. En
tanto, 'el éxito de un tratamiento para adelgazar es la distancia entre
nuestras expectativas y el resultado -dice Mónica Katz-. Por lo tanto, hay
que plantearse objetivos reales y no ideales, preparar un ambiente seguro
(sin tentaciones a la vista), y saber que, como todo aprendizaje, requiere
tiempo y esfuerzo. No hay magia.