Muchas gracias por su dedicacion es un placer.
Muchas gracias por su dedicacion es un placer.
No pienses, no digas nada,
Solo bésame como si fuera la primera vez
Como si fuera la última
Como si el vuelo de un ángel
Dejara en mis labios la estela de su paso.
Cierra los ojos y elévate
Déjate llevar por el instinto
Por lo que sientes
Abandónate…libérate….
No dejes que el murmullo de la noche
distraiga tus sentidos
y vuela en alas de la pasión.
Vos y yo solo dos esencias
Que como el humo de un cigarro
Se desvanece en el aire
Sé simplemente sentimiento
Tus manos serán alas
Y la tempestad del huracán
Nacido en nuestros cuerpos
Nos elevará más allá de la vida misma
Al abrir los ojos ya no seremos lo que fuimos
Seremos dos cuerpos redimidos
En la hoguera del amor infinito.
Angela Teresa Grigera
Un sueño
¡Recibe en la frente este beso!
Y, por librarme de un peso
antes de partir, confieso
que acertaste si creías
que han sido un sueño mis días;
¿Pero es acaso menos grave
que la esperanza se acabe
de noche o a pleno sol,
con o sin una visión?
Hasta nuestro último empeño
es sólo un sueño dentro de un sueno.
Frente a la mar rugiente
que castiga esta rompiente
tengo en la palma apretada
granos de arena dorada.
¡Son pocos! Y en un momento
se me escurren y yo siento
surgir en mí este lamento:
¡Oh Dios! ¿Por qué no puedo
retenerlos en mis dedos?
¡Oh Dios! ¡Si yo pudiera
salvar uno de la marea!
¿Hasta nuestro último empeño
es sólo un sueño dentro de un sueño?
Allan Poe
"Imagina el honor de que un escritor se enamore de ti y escriba de ti como si fueras lo más bello de su mundo"
Me gustaría quedarme dormida
Para pode soñar contigo
Poder entrar en tu mente
Y saber que piensas de mi amor.
Me gustaría ser un gas letal
Para que quedes indefenso en mis brazos
Dormido, sedado y sin poder razonar
Poder acariciarte, besarte y mucho mas.
Me gustaría verte inconsciente, así... así !
Con los ojos cerrados sin poder decir No!
Abandonado a mis caprichos y antojos
Y dejar que mis manos caminen por todo tu cuerpo.
Me gustaría hacerte el amor
Y cuando despiertes que las huellas de mi aroma queden en ti
Me gustaría con mis besos devolverte la respiración y la vida
Me gustaría Hacerte el amor
¡Una y mil veces mas !
En la noche de los tiempos, las lágrimas de odio le quemaban los cansados ojos, un mañana que se viste de gris y un instinto taurino que embestía su vida, a cada cornada empujaba más y fracturado el corazón iba a pie por el sendero del dolor en fuente que brota de los manantiales eternos de la esperanza muerta, agua bendita que bautiza mi tristeza.
Soledad eterna, bella cortesana, fría, que entrará de noche en mi oscura cámara para profanar mi intimidad, para hacerme el amor y humedecer mis sabanas de olvido, para ser pagada con desprecio.
Ansiedad que embriagas de pasión mi ser, fina amante maldita, me enredo entre tus brazos y me pierdo en el tiempo, tiño tus labios de escarlata y me alimento de tu vientre pongo mi lengua entre tus senos mientras espero la gentil caricia de tus tersos muslos, como el cuello de la novia que espera la dulzura del labio, al amante, la mordida de una sutil sonrisa.
¿Cómo quieres que te olvide? Si el trago más amargo de mi copa lacera el sueño de mi boca y desgarra al ruiseñor que sobre mi lengua se desnudaba, jamás volveremos a amarnos sin pudor entre sus alitas.
Mantis que en mi espalda corres, dejando huellas de hiel, matando los versos que ella ha escrito en mi piel, mariposa equivocada que regalas a mi oído rezos prohibidos, claro de luna desnuda que puso alas a sus pies, cara de fuego que ha secado mis rosas al ya no sentir más el soplo de tu voz.
Miel de Luna que se desborda en sus lágrimas, lágrimas que corren por los surcos del corazón; cubre su regazo con tu manto antiguo, arrulla mi deseo entre sus brazos y muerde caóticamente los labios de su ombligo, empapando su cuerpo desierto con la suavidad de tu nostalgia y, acaricia su alma con el dolor de mi ilusión.
Ciega la ternura de la música con la serenidad de tu voz, pues mis manos poco a poco se devanaran en tu cintura para llenar con cayenas los espacios solitarios de tu simple abrazo.
Suspiro de muerte, suspiro de amor, descansa tu mirada sobre la mía y perfuma mis labios con el carmesí de tu inocencia, ahógame entre tus recuerdos y sensaciones abstractas, encuéntrame entre tus coplas y elegías y ámame con el fulgor de tus pensamientos y meditaciones en alfombra de mármol, al vaivén de tus caderas embriagadas del sol de tú gótica pasión.
jeje, bueno ya que muchos se animaron aki a dejar sus aportaciones, creo ke io tb dejare algo mio jeje, ia pasare con algunos otros
. . . Amante de la fiera en celo con sabor a sangre antigua entre sus garras y noche en sus fauces. . .
Un fragmento de "Siberia propia"
SIN DUDA me amaste mintiendo sin apenas darte cuenta,
me amabas con mi propio amor, con la estética de la resistencia
y una aguja de remendar las heridas más antiguas.
Todo amor se halla latente en otro amor. Y así
me amabas sin vanidad en la feria y hoguera de las vanidades.
En la piedra abierta, en el cuarzo visual, me amabas.
En los colores de fábrica y en la innoble Sodoma, sin querer.
Cuando turbiamente decías tengo sin ver claro que me tenías.
Cuando cabalmente llorabas sin notar que era yo tu lágrima.
Cuando locamente sufrías sin adivinar que yo te sanaba.
Cuando felizmente besabas con los ojos cerrados
y por eso nunca viste que besabas mi boca.
En la continuación de los amores y las afinidades electivas
que ni siquiera continúan ni se eligen, me amabas.
En los otros me proyectabas. En el ceremonial de la violencia
y en la insistencia de las cosas que más odias, no me odiaste.
Incluso me escribías con la gramática parda de un libro por venir.
Desde el Génesis, desde la vida antes del hombre,
por cielos e infiernos tus latidos sin compás me seguían.
Me amabas, transeúnte central, con sermón de misa hereje
sobre las ondas del teléfono sin hilos, pero a lo tonto y sin querer.
Cada cual a su manera odia y ama más allá de lo que sabe.
Isabel Pérez Montalbán
Oda a la tristeza
Tristeza, escarabajo
de siete patas rotas,
huevo de telaraña,
rata descalabrada,
esqueleto de perra:
Aquí no entras.
No pasa.
Ándate.
Vuelve
al sur con tu paraguas,
vuelve
al norte con tus dientes de culebra.
Aquí vive un poeta.
La tristeza no puede
entrar por estas puertas.
Por las ventanas
entra el aire del mundo,
las rojas rosas nuevas,
las banderas bordadas
del pueblo y sus victoria.
No puedes.
Aquí no entras.
Sacude
tus alas de murciélago,
yo pisaré las plumas
que caen de tu mano,
yo barreré los trozos
de tu cadáver hacia
las cuatro puntas del viento,
yo te torceré el cuello,
te coseré los ojos,
cortaré tu mortaja
y enterraré, tristeza, tus huesos roedores
bajo la primavera de un manzano.
Cuando yo muera quiero tus manos en mis ojos:
quiero la luz y el trigo de tus manos amadas
pasar una vez más sobre mí su frescura:
sentir la suavidad que cambió mi destino.
Quiero que vivas mientras yo, dormido, te espero,
quiero que tus oídos sigan oyendo el viento,
que huelas el aroma del mar que amamos juntos
y que sigas pisando la arena que pisamos.
Quiero que lo que amo siga vivo
y a ti te amé y canté sobre todas las cosas,
por eso sigue tú floreciendo, florida,
para que alcances todo lo que mi amor te ordena,
para que se pasee mi sombra por tu pelo,
para que así conozcan la razón de mi canto.
Pablo Neruda
Me queman los párpados al contemplar tu mirada,
y como gotas de lluvia caen mis lágrimas pesadas
sobre la tierra yerta donde un día sembré mi esperanza.
El cielo se abre, se desliza el viento sobre mi cara,
cansada de respirar este aire, cansada de que llegue el alba.
Cansada de ser y no ser nada excepto el reflejo de haber sido,
de ser y seguir siendo sin dejar de caer en el olvido.
Aprendí a odiar antes que amar,
y sin embargo conseguí amarte,
que ya no queda nada que lo que queda de mi pueda darte,
mi alma se torna verdugo por ser quien ha de olvidarte.
Hoy extiendo mis manos a un nuevo día,
busco más sol del que pude encontrar a tu lado,
juro no decir aquello que juré que nunca diría,
y se abren mis ojos para contemplar lo que nunca he contemplado.
Hoy mi alma vuelve a la vida,
amarrándose a la tierra donde ardieron mis cenizas,
con cada paso soy más fuerte y tal vez menos humana,
deseando seguir viviendo sin tener que sentir nada.
Ana María Romero Muñoz
“Gritan los borrachos por los rincones del viejo bar...suena un rayado disco de Janis Joplin...los yonquis se extasian en el baño y ellas se pintan por penúltima vez...corre el alcohol por las venas: AUTODESTRUCCION” (José E.Rico)
ODIO EL ALCOHOL
Acabaré -quizás si, quizás no-
por aborrecer el alcohol
que nos envenena las noches.
Posiblemente, porque sentí a la Cólera
encender iras y odios
en las frías noches de invierno.
O porque -¿recuerdas?-
corrímos enfurecidos
por los desolados callejones.
Recuerda que entramos
en casa airadamente,
cerrando puertas a patadas.
Aún guardo muy bien
aquellas frases tuyas tan fuertes,
resonando como golpes
sacudiendo mi orgullo
hasta desnudarlo.
Aquel queso blanco
que estrellaste con rabia
contra el cuadro del pasillo
que terminó roto en el cubo de la basura.
Recuerdo el abismo
que se abrió en nuestra cama
divindiéndonos como límite
para sentirnos tan distantes
cuando incluso nos rozábamos las piernas
Regresé a las orillas del precipicio
tras sentir como un simple colchón
me separó de ti.
Todo comenzó una noche...
...hace años...con el alcohol.
...Creo que, acabaré odiándolo...
José Esteban Rico.
Sencillos Deseos
Hoy quisiera tus dedos
escribiéndome historias en el pelo,
y quisiera besos en la espalda,
acurrucos, que me dijeras
las más grandes verdades
o las más grandes mentiras,
que me dijeras por ejemplo
que soy la mujer más linda,
que me querés mucho,
cosas así, tan sencillas, tan repetidas,
que me delinearas el rostro
y me quedaras viendo a los ojos
como si tu vida entera
dependiera de que los míos sonrieran
alborotando todas las gaviotas en la espuma.
Cosas quiero como que andes mi cuerpo
camino arbolado y oloroso,
que seas la primera lluvia del invierno
dejándote caer despacio
y luego en aguacero.
Cosas quiero, como una gran ola de ternura
deshaciéndome un ruido de caracol,
un cardumen de peces en la boca,
algo de eso frágil y desnudo,
como una flor a punto de entregarse
a la primera luz de la mañana,
o simplemente una semilla, un árbol,
un poco de hierba.
Gioconda Belli
"Imagina el honor de que un escritor se enamore de ti y escriba de ti como si fueras lo más bello de su mundo"