Un reo condenado a cadena perpetua por asesinato en primer grado, se escapa después de pasar 5 años en la cárcel. Al huir, entra a una casa en la que duerme una joven pareja. El reo ata al hombre a una silla y a la mujer a la cama. A continuación, acerca su rostro al cuello de la mujer y de pronto se incorpora y sale a toda prisa de la habitación. Inmediatamente, arrastrando la silla, el marido se acerca a su esposa y le dice:
Mi amor: este hombre no ha visto a una mujer en años. Le vi besando tu cuello, y aprovechando que salió, quiero pedirte que cooperes con él y hagas todo lo que te pida. Si quiere tener sexo contigo, no le rechaces y finge que te gusta. No le hagas enojar. ¡Nuestras vidas dependen de ello! Se fuerte, mi vida; yo te amo.

La joven esposa le dice al marido:
Querido: estoy complacida de que pienses así. Efectivamente, ese hombre no ha visto a una mujer en muchos años, pero no estaba besando mi cuello. Estaba diciéndome al oído que tú le gustas y quería saber si guardamos la vaselina en el baño. Se fuerte, mi vida; yo también te amo.