Leonardo, entre muchas otras cosas (arquitecto, pintor, escultor, inventor, anatomista), fue maestro de banquetes para Ludovico Sforza cuando éste era gobernador de Milán y, debido a esto, escribió una lista de reglas sobre la forma en que los comensales debían comportarse.

Observen, no tienen desperdicio .

Ningún invitado ha de sentarse sobre la mesa, ni de espaldas a la mesa, ni sobre el regazo de cualquier otro invitado.

Tampoco ha de poner la pierna sobre la mesa.

Tampoco ha de sentarse bajo la mesa en ningún momento.

No debe poner la cabeza sobre el plato para comer.

No ha de poner trozos de su propia comida de aspecto desagradable o a medio masticar sobre el plato de sus vecinos sin antes preguntárselo.

No ha de enjugar su cuchillo en las vestiduras de su vecino de mesa, ni utilizar su cuchillo para hacer dibujos sobre la mesa.

No ha de tomar la comida de la mesa y ponerla en su bolso o faltriquera para comerla más tarde.

No ha de pellizcar ni golpear a su vecino de mesa.

No ha de dejar sueltas a sus aves en la mesa, ni tampoco serpientes ni escarabajos.

No ha de conspirar en la mesa (a menos que lo haga con mi Señor).

No ha de hacer insinuaciones impúdicas a los pajes de mi Señor ni juguetear con sus cuerpos.

Tampoco ha de prender fuego a sus compañeros mientras permanezca en la mesa.

No ha de golpear a los sirvientes (a menos que sea en defensa propia).

Y si ha de vomitar, entonces debe abandonar la mesa.