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Hasta hace unos seis o siete años atrás, yo hacía parte de un grupo de entrenadores voluntarios dentro de la empresa donde trabajo.
Todos éramos coordenados por el jefe de entrenamiento (un profesor fantástico) y hasta teníamos un lema: “Para poder enseñar, antes es preciso aprender”.

Un día, nos reunimos para discutir la mejor forma de dar un curso, para cerca de 200 funcionarios de la empresa. Estaba claro que el método convencional -todo el mundo en una sala- no iría a funcionar, porque impediría la interacción.

Como siempre acontece en estar reuniones, la imaginación voló lejos del objetivo, hasta que allá por las tantas, una colega propuso que dividiéramos el personal en cuatro grupos y nosotros seríamos los que nos desplazaríamos de sala en sala. Repetir cuatro veces lo mismo no era muy halagador, pero podía funcionar. Un colega muy jocoso comentó que nos íbamos a parecer con Jesús, llevando el mismo mensaje a varios lados.
El profesor que hasta ahora se había mantenido al margen de nuestros cabildeos, comentó:

- Jesús era peripatético...

Quedamos todos helados. Siguió un intercambio de miradas entre nosotros y un silencio total. Antes de que alguien pudiese retrucar la afrenta, entró su secretaria a informarle que el Director Tal, quería urgente hablar con él, y dejó la sala.

-No se para Uds. Pero para mi, ese comentario fue de extremo mal gusto –comentó Laura-.
-Yo ni diría mal gusto, diría ofensivo, -dijo Jorge-.
-Es posible que sea ateo. Aunque no por eso debe dejar de respetar al creyente –dijo otro colega con mi apoyo-.

En los 10 minutos que demoró su ausencia, lo hicimos trizas. Cuando ya estábamos quemándolo en la hoguera eterna, mientras otros lo torturaban como en la época de la inquisición, entró el hereje como si nada y conversando:

-Me parece buena esa idea de separarlos en grupos de 50. Es verdad que cada entrenador tendrá que repetir el mismo sermón cuatro veces pero... ¿Porqué me están mirando de esa forma?
-Bueno profesor... hablando en nombre del grupo, esa cosa de que Jesús era peripatético...
-Ah si... Fue buena esa comparación con que nos pareceríamos con Jesús. El también se desplazaba de un lado a otro llevando su mensaje, como también lo hacían los filósofos griegos con sus discípulos. Por eso dije “peripatético”, que entre otras cosas también quiere decir: el que enseña caminando.

Yo me hice pequeñita como una bacteria. Clavé los ojos en el piso y hasta que no terminó la reunión, creo que ni respiré.
Hubiera bastado que uno del grupo comentase que no sabía el significado de la palabra, para que el resto del rebaño estuvieramos de acuerdo y la hubiéramos buscado en el diccionario.
Y pensar que nuestra frase es que para enseñar, antes es necesario aprender!!!

Moreleja:
El hecho de que todo el mundo esté de acuerdo, no transforma lo falso en verdadero. Y la principal de todas: La sabiduría tiende a provocar discordias, pero la ignorancia es casi siempre unánime.



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