En mi experiencia personal, desde que me involucré con la comunidad gay, he encontrado mucha inmadurez en nuestra gente.

Cuando me refiero a inmadurez quiero decir incapacidad para responder responsablemente o usando el sentido común a los desafíos de la vida adulta. Especialmente en el ámbito de las relaciones interpersonales.

El hecho de que la mayoría de los gays no tengamos hijos o una familia que soportar, hace que muchos vivamos una adolescencia interminable.

Para muchos, la única preocupación en los fines de semana es decidir a qué lugar van a ir a bailar, qué ropa van a usar y con quién van a salir, no importa si tengan veinte o cuarenta años. Sin las responsabilidades de una familia tradicional, muchos de nosotros tenemos la libertad de tomar muchas decisiones sin la necesidad de involucrar a otras personas. Esto puede hacer que muchos seamos egoístas y no sepamos cómo compartir efectivamente nuestro tiempo con las personas que queremos. O que no sepamos cómo negociar apropiadamente cuando tenemos intereses u opiniones distintas de nuestras parejas o amigos. O estemos tan acostumbrados a hacer lo que queremos que el iniciar una nueva relación puede poner en peligro nuestra libertad, una de las pocas ventajas de la soltería. ¿Será quizás esta una de las razones por las cuales a muchos de nosotros nos cuesta encontrar pareja o mantenerla?

Analicemos cada una de estas posibilidades.

*El quejarse por la falta de tiempo no es una cuestión solamente de los gays pero la diferencia es que aunque tengamos agendas muy ocupadas no tenemos las obligaciones familiares, especialmente con niños, lo cual nos permite poder pasar más tiempo en el gimnasio, con amigos, en los gay Chat rooms del Internet, o en bares. También, los que están solos y sin las muchas responsabilidades por otras personas, pueden estar más expuestos al alcohol o drogas o a deprimirse y a aislarse.

Es verdad que muchos reemplazan sus necesidades paternales con animales domésticos y que muchos se tienen que preocupar por sus perros, gatos, o plantas. Otros se entierran en su trabajo para mantenerse ocupados y no pensar mucho. Los bares gay están siempre repletos de gente, no importa que día de la semana. Y los Chat rooms, ni hablar.

Si tus amigos se quejan de que no les prestas suficiente atención, quizás sea bueno que reflexiones sobre cómo administras tu tiempo, cuáles son tus prioridades y no mentirte a ti mismo puesto que todos tenemos las mismas 24 horas del día y la posibilidad de elegir cómo las queremos usar.

Cuando una persona (gay o no) me dice, _HOMBRE_ , estuve muy ocupado y por eso no te llamé (lo cual puede llevar menos de cinco minutos), lo que elijo escuchar es: no elegí llamarte. Muchos no se quieren comprometer a entablar una relación emocional puesto que tienen miedo de no tener tiempo para "ellos mismos".

*Cuando estamos acostumbrados a hacer lo que queremos, a veces nos puede costar negociar en la toma de decisiones. Muchas personas de nuestra comunidad se agarran berrinches cuando no se hace lo que quieren ¿Conoces a alguien con estas características? ¿Quizás tú? La poca tolerancia a la frustración, es decir la incapacidad de poder contentarse aunque no se haga lo que nosotros queremos, no es algo único de nuestras comunidades, pero lo veo entre amigos y en relaciones de parejas gay más comúnmente que en otras relaciones.

Esta es una de las características más típicas de los adolescentes que quieren hacer todo lo que quieren sin prestar mucha atención a las consecuencias. A veces esta característica puede ser positiva y efectiva cuando se la emplea para luchar por defender una idea como ser los derechos humanos de los gays o políticas que envuelven cuestiones relacionadas con el VIH o SIDA.

Te invito a que en el futuro, cuando no estés de acuerdo con una decisión, reflexiones sobre tu propia actitud. El escuchar y entender las opiniones de los demás te hace inmediatamente un mejor amigo, amante y persona. La dificultad para negociar no es algo que nos pertenece solamente a los gays. La mitad de las parejas heterosexuales terminan separándose.

No podemos descontar la influencia social, política, religiosa y cultural en las cuales todos crecemos y la opresión a la que estamos expuestos. Quizás la inmadurez o el infantilismo sea un mecanismo ante los desafíos de vivir en una sociedad homofóbica, prejuiciosa y machista. *Finalmente la dificultad de mantener una pareja está íntimamente ligada al egoísmo y a la dificultad de negociar. Para una persona que está acostumbrada a hacer lo que quiere, el estar en pareja, en vez de enriquecer su vida, y ver en la relación una posibilidad de compartir todo lo fascinante o cotidiano que le ocurre, puede llegar a ser un obstáculo para su agenda de actividades. Puede tener miedo a que el estar en pareja lo limite para hacer lo que quiere. Y es verdad, estar en pareja significa trabajo, significa crecer con otra persona, tomar decisiones en conjunto y compartir tanto lo apasionante como lo aburrido, lo especial y lo rutinario. Pero lo más importante es compartir nuestro amor. Con nuestra pareja, amigos y familiares. Al final de cuentas, si no estamos en este mundo para dar y recibir amor, ¿Cuál es su sentido?