Anècdota.
EN UNA OCASIÒN ME ENCONTRABA EN LA SIERRA DE TEZIUTLÀN, PUEBLA ( FUI A VISITAR A UNA LINDA NIÑA QUE ME TRAÌA LOCO ), Y EN UNA CANTINA DEL PUEBLO, DEPARTÌA CON UNOS PARROQUIANOS, UNOS MEZCALES DE GUSANO.
EN ESO UNO DE LOS PELAOS ME RETÒ :
- TIGRE, TU QUE SIEMPRE TIENES UNA SALIDA PA' TODO, TE RETO A QUE HAGAS REIR AL BURRO QUE ESTÀ PARCAO EN EL TRAVESAÑO.
ME TOMÈ DE UN TRAGO MI MEZCAL Y SALÌ DEL RECINTO, ME ACEQUÈ A LA OREJA DEL BURRO Y AL INSTANTE, EL ANIMAL EMPEZÒ A REIR A CARCAJADAS.
COMO RECOMPENSA. EL PERDEDOR DISPARÒ LA RONDA.
AL POCO RATO EL MISMO PARROQUIANO ME RETÒ DE NUEVO.
- SEÑOR TIGRE, AHORA POR DOS RONDAS, HAGA USTED LLORAR AL BURRO.
PAUSADAMENTE TOMÈ MI MEZCAL, Y ME LEVANTÈ DE NUEVO PARA DIRIGIRME AL ASNO.
ME PARÈ FRENTE AL ANIMAL Y A LOS POCOS SEGUNDOS EMPEZÒ A LLORAR.
Y REGRESÈ POR MI RECOMPENSA.
LOS PAYOS EXTRAÑADOS ME ESPETARON.
- POR FAVOR TIGRE, DINOS CÒMO LOGRASTE QUE EL BURRO PRIMERO RIERA Y LUEGO LLORARA.
Y MI RESPUESTA FUE :
EN EL PRIMER RETO, LE DIJE AL BURRO QUE MI TRANCA ERA MÀS GRANDE QUE LA DE ÈL, Y EL PINCHE ANIMAL SE CARCAJEÒ.
Y LOS PAYOS PREGUNTARON :
¿ Y EN LA SEGUNDA QUE LO HIZO LLORAR ?
- PUES, SE LA MOSTRÈ PA' QUE LO COMPROBARA.
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