El arte no tendría que ser una prostitución, pero por lo general lo es. Desde aquellos bufones de legendarios reyes, o los mosqueteros de sables y espadas al servicio de la corte; hasta los poetas Nobel, los escritores “consagrados”, los músicos, pintores y demás que extienden sonrientes las manos, para recibir los cheques respectivos que retribuyen sus obras. Todos ellos han sido felices al cambiar su arte (y su ciencia, y sus dones en general) por bienestar, comodidad y sobre todo dinero.
Nadie objeta que esos salarios sean mucho mayores que los salarios de los campesinos, de los obreros, de los empleados de “bajo rango”.
Ni siquiera aquellos que le cantan en contra a la opresión, a la represión, a la injusticia y a todo aquello que “no va” con la mas elemental justicia y derechos civiles humanos. Aquellos cantores también cobran caro para seguir en “su lucha”. Para tener a su vez recursos para acceder a los “grandes escenarios”, y a la publicidad siempre comparada.
Por eso, para no ahondar demasiado en divagaciones, clasificaré en dos grupos a la gente que “vende” su trabajo, su arte o lo que sea que es. Pero antes que nada quiero aclarar que ya existen dos divisiones “naturales” que la sociedad ha impuesto: los que cobran caro y los que “no saben” cobrar. Para ambos grupos según mi criterio hay dos divisiones también, y estas son los que se desprenden fácil de su don (los desprendidos), y los que no fácil se desprenden de su “merecido salario” (los “agarrados”).
Las características del grupo de los agarrados son, entre otras, que administran lo mejor que pueden su capitalito, para asegurarse una vida holgada y sin penurias. Y de aquello que les llegara a “sobrar” hacen alguna que otra obra caritativa o de servicio al prójimo.
Y perdón si abuso de las comillas, pero estas no son ni mas ni menos que el resultado de la abundancia de hipocresía en el mundo.
Y que conste que la calidad artística nada tiene que ver en esta subdivisión. Incluso me atrevo a asegurar que los genios del arte (y de lo demás), pertenecen al otro grupo (el de los desprendidos).
Los desprendidos son los que no tienen apego al dinero, se entregan al arte, su oficio, prácticamente de tiempo completo. Su tiempo libre lo truecan por bohemia, placeres y en ocasiones perversiones.
Los mejores del grupo de los desprendidos, son aquellos que lo entregan todo: su arte, su sentir, y su dinero. Todo en la consecución de sus máximos anhelos de bien. Suelen morir solos y en la miseria, porque el mundo a pesar de su admiración, no los entiende.
Claro que hay gente al medio, los que combinan un poco de este grupo y un poco del otro, pero esos a nadie interesan. Son los mediocres que son mayoría.
Y ¿a que viene todo esto?.
Es que volví a escuchar la música de Nachita Guevara, y recordé mis años de ilusión y novel sentir. Yo entonces no sabía nada de lo que me ha enseñado la vida. Pero ahora la escuché y nació esta disertación. ¿ella a que grupo pertenecerá?.
Ella misma cantaba, actuando a Evita,”mis lujos son solamente un disfraz, un juego burgués, nada más. Las reglas del ceremonial”.
Pero el mejor juez es el tiempo. El tiempo no tiene simpatías, y coloca a cada quien en sus sitio. Yo espero que ella sea de “los buenos”, porque me simpatiza. Ella y Pablo Milanés por decir algo; no conozco aún del todo aquél canto. No se aún mucho de Cabral, Silvio, Sabina, Atahualpa, Serrat y otros.
No soy yo el tiempo para juzgar. Cada cual tiene su camino, su historia y su sentencia y condena o premio.
Acá estuvo, por ejemplo, Oscar Chávez, para mi uno más de los “cafeteros de Coyoacan”, por etiquetar nada más a los artistoides de éste país, y de cuya etiqueta algún día seré más explícito.
Está también Lupe Pineda, que empezó cantando la música de Pablo y otros, siguiendo al principio el camino de Nachita, sus huellas. Pero que luego se industrializó.
Se casó con el periodista Ricardo Rocha, cantó boleros y abandonó ideales. La gente a veces no perdona traiciones, tanto mas si esas traiciones son a lo mejor de sí mismo.
No sé si quisiera recibir noticias de Nachita. No se si me agradaría ir leyendo lo que el tiempo ha escrito de ella.
Yo espero que no sea tan rica en dinero, que siga cantando por convicción. Que haya evolucionado y encontrado mejores caminos para lo que la empuja. Que algún día, llegado el momento, su mejor homenaje sea un cortejo fúnebre como el de Evita. ¿que otra cosa mejor podría recibir?.
Pero lo mejor sería, si es que lo merece, que ese cortejo sea lejos de su patria, porque los argentinos no saben juzgar, y suelen convertir en dioses a gente sin méritos para serlo. ¿o quizá y sí?. ¿será que para ellos el cielo es aún un olimpo?.
Esté donde esté, un saludo a Nachita. Y mi agradecimiento por tanto que hizo para liberar mi consciencia. Mis mejores deseos para ella. Que su cortejo fúnebre sea multitudinario, con muchas lágrimas; y que congregue a todos los desprendidos del mundo.