Jehová no puede torturar a nadie:
recuerda que es una creación humana al igual que todos los dioses de todas las religiones.
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Mientes:
19 Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.
20 Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas,
21 y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.
¡¡Sí, ya!!
Pues por darles el alimento espiritual y no material se los llevó de paseito por el Desierto de Arabia Saudí hacia Israel en vez de alimentarlos como prometió con el maná y los tuvo así cuarenta años de hambre y penurias hasta que murieron todos los que salieron.
O de su amigo fiel Job al que mandó por ser tan fiel todas las calamidades familiares, sanitarias y económicas juntas en un mano a mano con satanás.
¡¡Venga venga cuenta esa película a quien no tenga ni puta idea!!