Nadie los mató y nadie les hizo daño. Simplemente les vino la muerte y punto. Y es que cuando Dios deja de soplar sobre las narices de las personas, mueren, porque el aliento de Dios es la vida.
Parte de la respuesta de misericordia...
Jesucristo, que es Dios hecho hombre, también mandó que los hombres amaran a sus enemigos, y con esto acabó con todas las guerras que hacían los pueblos unos contra otros. Y estas enseñanzas de Jesucristo fueron recogidas con mucho amor y mucho celo por sus Apóstoles y discípulos, que así lo dejaron escrito en el Evangelio de Jesucristo.
corrección.