Pues por aquí los tenemos que ver aún, para ciertos delincuentes no existe la justicia.
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En tiempos pasados amasó una fortuna imposible de calcular.
Muchas personas, en el momento de morir, donaban sus herencias a la Iglesia para que celebraran misas y rezaran por su salvación.
No pueden anular el Infierno. Tendrían que devolver las fortunas que se llevaron a costa de ese cuento.
Y en pleno siglo XXI, siguen viviendo de puta madre esa gentuza.