Iniciado por
Roadrunner_RELOADED
Les comparto esta historia, la escribí según el registro el dos de junio del 2014, espero les guste.
El chiquillo y la puerta
Era la cuarta vez ue el chiquillo llamaba a esa puerta -un intento más para conseguir algo que llevar a su casa para comer0, el sol hacía rato que se había ocultado en el horizonte y la oscuridd crecía a cada momento. Un par de perros le ladraban a un grupo de chiquillos que hacían algarabía mientras jugaban al fútbol en la calle enmedio de una nube de polvo.
Uno de ellos -sin duda el más grande y el líder de la palomilla- se detuvo frente al chiquillo y le preguntó: -¿quires jugar? , este le miró con algo de sorpresa y negó con la cabeza. El otro chiquillo se quedó pensando un momento, luego se encogió de hombros y siguió jugando junto a los demás. El chiquillo solitario volvió a llamar a la puerta sin obtener respuesta.
El juego continuaba y se hacía más divertido, risas y gritos de los críos resonaban por la calle entre los ladridos de los perros. Entonces uno de los críos se lanzó de panza entre el polvo para detener el balón y aunque lo consiguió quedó todo revolcado, todos se rieron. El chiquillo solitario -muy serio y pensativo- solo contempl? la escena.
Entonces el padre del revolcado -que presenciaba el partido desde la casa de enfrente- rápidamente cruzó la calle y se acercó a sacudirlo y a regañarlo por coo se había puesto, después le tomó de la mano y le conminó a segirle, el chico protestó ante ello y el papá le dijo: -ANda, ven y te compro un helado-. Entonces la expresión del chico cambió y le siguió sin protestar.
El chiquillo solitario escuchó todo y se les quedó viendo hasta que entraron a la tineda, entonces se dió vuelta y volvió a llamar a la puerta. -nadie respondió-.
El juego continuó otro rato y varios pases, lances, caídas, raspones, gritos y goles después el líder del grupo volvió a acercarse al solitario y le dijo: -¿Qué quieres?, ¿porqué llamas tanto? -A lo que el solitario respondió: -Es que la seño de aquí me ayuda-. El líder se quedó callado un rato y después de pensarlo un poco comenzó a gritar -¡Doñaaaa!!!, ¡Doñaaaa- Los críos repitieron los gritos por un rato pero nadie respondió, desanimado, el líder volvió a decirle al solitario: -Ya no insistas, a lo mejor no están o por lo oscuro nadie va a salir a estas horas. Ya nimodo-, y regresó a la algarabía del juego.
El chiquillo solitario se quedó mirando al suelo por un momento, luego lanzó una miada a la puerta y a las ventanas cerradas de la casa, suspiró y lentamente se fué caminando calle abajo.
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