Cortapapel de Darwin
Ciertamente, si Darwin pudiera mirar por un momento en nuestro tiempo y ver todo lo nuevo que se entendiò en los cien años que siguieron a su muerte, no terminarìa de estupirse y también de alegrarse al ver cómo su obra ha sido llevada adelante. Y como buen cientÃfico, se alegrarìa también en ver cómo muchos aspectos de su trabajo dieron lugar, a veces, incluso a nuevas teorÃas capaces de superar algunas de sus visiones que eran necesariamente limitadas por la falta de ciertos conocimientos. Basta con pensar en que hace cien años no existìa prácticamente la genética, por no mencionar todas las nuevas adquisiciones en el campo de la paleontologÃa y de la etologÃa. Darwin dio a los investigadores un cortapapel valioso para tratar de leer en el libro de la naturaleza: y gracias a su trabajo ahora se pueden abrir nuevas páginas que quizás cuentan cosas nuevas y también no previstas siquiera.
Una de las teorÃas más interesantes que surgieron en los últimos años es la llamada del "equilibrio puntuado" (
http://es.wikipedia.org/wiki/Equilibrio_puntuado). Esta se inscribe en el marco general de la evolución darwiniana (los autores son convencidos evolucionistas), pero contrasta con las ideas de Darwin sobre la duración del tiempo evolutivo. Darwin creÃa que la transición de una especie a otra requerirìa un tiempo muy largo, de millones de años, debido a la gradualidad del cambio: esta gradualidad, sin embargo, no estaba confirmada por el registro fósil. CarecÃa de muchos "eslabones", es decir, esas formas intermedias que dan testimonio de los varios pasajes de una especie a otra.
Darwin atribuyó esto a la insuficiencia de fósiles. Dos paleontólogos estadounidenses, Stephen J. Gould y Niles Eldredge, en cambio han propuesto la idea de que quizás estos eslabones perdidos probablemente nunca han existido: en el sentido de que la evolución podrÃa ser caracterizada por perÃodos de relativa estabilidad interrumpidos por los desequilibrios bruscos durante el cual podrÃa haber aparecido rápidamente una nueva especie (por especie nueva se entiende aquÃ, por supuesto, una forma de vida muy similar a la anterior pero con suficientes diferencias en los cromosomas de modo de no poderse aparear mà s con ella y dar lugar a una descendencia fértil).
Bueno, partiendo en búsqueda de evidencias para probar la validez de esta teorÃa, hace unos años fueron descubiertos en el Valle de la Muerte, entre Nevada y California, pececitos que parecen dar la razón (al menos en este caso) a los dos paleontólogos. Se les llama "pez-perrito" y escaparon milagrosamente a la extinción hace 50.000 años permaneciendo atrapados en un pozo de agua alimentado por un manantial, mientras que en todo su alrededor avanzaba del desierto. En el área se han desarrollado por lo menos otros 4 grupos de estos "peces perritos". Estaban tan aislados en comunidades pequeñas (unos pocos cientos de individuos), que estos peces han conocido una evolución separada, que al cabo de unos pocos miles de años los ha llevado a ser tan diferente como para constituir verdaderas especies diferentes (y quizás en algunos casos de diferentes géneros).
Hay que decir que este procedimiento "a saltos" no quiere decir que, en general, el movimiento no sea gradual. En otras palabras, la diferencia entre el gradualismo y el "salta-sionismo" parece que, en cierto sentido, es la que existe entre un largo plano inclinado y una larga escalera: ambos comienzan desde el mismo punto y llegar al mismo destino, siguiendo la misma pendiente. Visto desde la distancia se puede hasta parecer lo mismo. Los pasos, después de todo, a veces puede ser tan pequeño y numerosos como para que las dos imágenes sean similares aun desde una distancia corta (por ejemplo, muchos paleontólogos, como Cronin, Booz, Stringer, Rak, discuten la teorÃa de Gould de los "equilibrios puntuados" en relación con el nacimiento del hombre: hay suficientes constataciones, dicen ellos, que indican la gradualidad de los varios pasos, no hay evidencia de largos perÃodos de estasis con repentinos "escalones").
Sin embargo, esta dificultad para encontrar los diferentes "eslabones" intermedios en los registros fósiles, probablemente tiene una explicación técnica. En la naturaleza, de hecho, no sólo hay mutaciones favorables o perjudiciales, sino también las mutaciones "neutras", que un individuo puede llevar encima sin consecuencias y transmitirlos a los hijos sin que estas se afirmen o se difundan: estos cambios graduales 'neutros' (y tal vez su acumulación) en algún momento pueden ser favorables en un ambiente particular, y difundirse rápidamente. He aquà cómo de unos pocos individuos gradualmente "mutantes" puede nacer en un cierto momento una nueva especie. Ir a encontrar estos individuos de transición se convierte entonces como en ganar la loterÃa. Porque la masa de animales que vivieron en la Tierra es muy grande (trillones) mientras los restos fòsiles encontrados y catalogados son relativamente pocos: es como tener sólo una billonésima parte de las piezas en la reconstrucción de un rompecabezas.
Para la transición de los reptiles a las aves, se tienen indicaciones mucho más convincentes. Alguien, después de todo, dijo en broma que serÃa suficiente desplumar un pollo para darse cuenta de lo que se parece a un pequeño dinosaurio ... De hecho, hay registros fósiles (el famoso Archaeopteryx) que muestran las huellas de estos eslabones intermedios: Archaeopteryx tenÃa el esqueleto de un reptil (con los dientes y las extremidades anteriores), pero el cuerpo estaba cubierto de plumas. Ya tenÃa una soldadura de la clavÃcula que luego permitirìan a las aves de batir sus alas con rapidez. Pero ¿por qué a un tal reptil se le habrìan crecido las plumas? Se cree que esto era una transformación de las escamas de la piel, favorecido por el hecho de que las plumas podrÃa servir como aislamiento térmico. Su primera función, en otras palabras, no era para permitir el vuelo, sino para mantener el calor del cuerpo. Esto explica cómo la transición pudo haber ocurrido.