Eso lo dicen las cartas atribuidas a Pablo, pero ese punto difícil hay que examinarlo a la luz del Evangelio, y por los hechos de los apóstoles que son parte del Evangelio.
Y es que las cartas de Pablo fueron torcidas por los indoctos, para imponer a un Pablo que dejara anulada la enseñanza de Jesucristo. Y es que la enseñanza de Jesucristo no les interesaba a los poderosos de Roma, poderosos que no querían las enseñanzas de Jesucristo.