Que no los prive del premio nadie (Col. 2:18).
Igual que el apóstol Pablo, los cristianos ungidos de hoy
tienen la maravillosa expectativa de recibir
“el premio de la llamada hacia arriba” (Filip. 3:14).
Desean mucho estar con Jesús en su Reino celestial
y junto con él ayudar a los humanos a ser perfectos (Rev. 20:6).
¡Qué magnífica esperanza les ha dado Jehová!
Las otras ovejas esperan algo diferente.
Anhelan obtener el premio de la vida eterna en la Tierra,
lo que las hace muy felices (2 Ped. 3:13).
A fin de ayudar a sus hermanos ungidos a ser fieles
y conseguir el premio, Pablo les hizo esta exhortación:
“Mantengan la mente fija en las cosas de arriba” (Col. 3:2).
Debían tener presente la maravillosa esperanza
de recibir la herencia celestial (Col. 1:4, 5).
No hay duda de que meditar en las bendiciones
que Jehová ha prometido dar a sus siervos
nos ayudará a no perder de vista el premio (1 Cor. 9:24).
w17.11 25 párrs. 1, 2
https://wol.jw.org/es/wol/h/r4/lp-s