Él mismo cargó con nuestros pecados en su propio cuerpo
Cita:
Iniciado por
Roberto0
Kimo
Paso de tu berborrea.
"... si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7 )
Tú pasas de la misericordia porque no amas la misericordia.
Entonces veo que has cambiado y aceptas
el rescate como los apóstoles y los primeros cristianos
Muy Bien Roberto
(1 Pedro 2:24) Él mismo cargó con nuestros pecados
en su propio cuerpo sobre el madero,
para que muriéramos con respecto a los pecados
y viviéramos para la justicia.
Y “debido a sus heridas ustedes fueron sanados”.
Isaias 53:5
Sin embargo, lo traspasaron por nuestros pecados;
lo aplastaron por nuestros errores.
Él soportó el castigo para que nosotros tuviéramos paz,
y gracias a sus heridas fuimos sanados.
Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras
Cita:
Iniciado por
Roberto0
Para kimo.
Dios dio su vida para quitar el error del mundo. Mataron al autor de la vida por predicar el evangelio que quita el error del mundo.
Dios mando a su hijo
a dar su vida para quitar el pecado
de los que ponen fe
en su rescate
(1 Corintios 15:3)
Porque
entre las primeras cosas
que les transmití estaba
lo que yo también recibí:
que Cristo murió por nuestros pecados,
según las Escrituras.
(1 Pedro 3:18)
Porque Cristo murió
una vez y para siempre
por los pecados.
(Hebreos 9:28)
así también el Cristo fue ofrecido
una sola vez para cargar
con los pecados de muchas personas
(Romanos 6:10)
Porque, cuando él murió,
murió una vez y para siempre
con respecto al pecado
por medio de su propia sangre
Cita:
Iniciado por
Roberto0
Jesucristo dió su vida para enseñarnos los verdaderos mandamientos de Dios, y así quitar los errores del mundo, que no conocía los verdaderos mandamientos de Dios...
Por eso, JESUCRISTO es el Cordero de Dios que QUITA EL ERROR DEL MUNDO. Juan el Bautista, cuando vio a Jesús que venía a él, dijo:
"He aquí el Cordero de Dios, que quita el error del mundo"... (Juan 1, 29)
Los quita con su sangre....
(Revelación 1:5)
y de Jesucristo,
y que nos desató de nuestros pecados
por medio de su propia sangre