Por tanto, "YO SOY" es el nombre de Dios. Es bien sencillo. Así que no digas que después de decir Dios a Moisés "Yo Soy", le aclaró el nombre, pues el nombre ya se lo había dicho al decirle "Yo Soy" y "Yo soy el que Soy".
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Dios no impuso condena a los humanos por el mal que hicieron sus antepasados, pues Dios pagará a cada uno según sus obras.
El mal que han hecho los hombres siempre en todos los tiempos es no guardar los mandamientos que Dios había dado desde siempre y para siempre, que son los mandamientos del Evangelio, los mandamientos del nuevo pacto.
Y es que los mandamientos que fueron dados por Dios a Moisés y al pueblo de Israel son los mandamientos que Jesucristo enseña el Evangelio, los mandamientos del nuevo pacto, pues los mandamientos de Dios fueron dados para siempre y no cambian.
Entonces debes comprender que en el Nuevo Pacto lo que cambiaba era el lugar donde Dios escribiría su ley, pues antes fue escrita en tablas de piedra, y en el Nuevo Pacto Dios daría su ley en la mente de sus hijos y la escribiría en su corazón, y no tablas de piedra, pues escrita en el corazón de sus hijos nadie podría cambiarla como habían hecho con la ley del antiguo pacto, que fue cambiada en mentira por la pluma mentirosa de los escribas, como dice el profeta Jeremías en Jeremías 8:7-8.
Jesús entregó su vida para dar testimonio de la verdad, pues vino a enseñarnos los mandamientos que de verdad fueron dados por Dios desde siempre y para siempre.
Y el perdón de los pecados se produce cuando los hombres se arrepienten. Si los hombres no se arrepienten, no hay perdón de los pecados, porque para que los pecados sean perdonados, los hombres deben arrepentirse. Eso es lo que enseña el Evangelio. ¿Y de qué tienen que arrepentirse? Pues de no haber guardado los mandamientos que Jesús nos enseña en el Evangelio, que son los mandamientos que de verdad había dado Dios desde siempre y para siempre.
Así es, misericordia. Hoy día los hombres son tentados por Satanás para que no guarden los mandamientos que Jesucristo mandó guardar y que es necesario guardar para entrar en la vida. Y es que Satanás no quiere que los hombres te salven ni se libren de la confusión que él mismo les ha infundido haciéndoles seguir preceptos de hombres y no los mandamientos del Evangelio, que son los verdaderos mandamientos de Dios.
Obviamente, un personaje ficticio creado por Pablo de Tarso no puede tentar a nadie.Cita:
Iniciado por misericordia