En el Nuevo Testamento hay diecisiete pasajes,
en el que el Padre es llamado único o sólo Dios,
mientras que no hay ni un solo pasaje
en el que el Hijo es llamado así.
Hay 320 pasajes en los que el Padre es absolutamente,
y por eminencia, llamado Dios,
mientras que no hay uno en el que el Hijo es llamado así.