Los pensadores de la Ilustración sostenían que la razón humana podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, y construir un mundo mejor. Se observa, pues, una componente emotiva muy alta en esa criteriología, como corresponde evidentemente a todo movimiento pendular reaccionario que se yergue contra alguna clase de oposición que se considera cruel. Y en su empuje, la Ilustración tuvo una gran influencia en aspectos económicos, políticos, religiosos y sociales de la época. Además, la expresión en las artes de este movimiento intelectual se denominó Neoclasicismo (un amasijo de emotividades plasmadas en lenguaje artístico, entre ellas, una dominante nostalgia por lo clásico).