Job es un hombre sin culpa y recto
Job es un hombre sin culpa y recto
(Job 1:8).
¿Cómo podemos imitar la fe y la obediencia de Job?
Sean cuales sean nuestras circunstancias,
hagamos que Jehová siempre sea el centro de nuestra vida,
confiemos por completo en él
y obedezcámosle de todo corazón.
De hecho, tenemos incluso más razones que Job para hacerlo.
Pensemos en lo siguiente.
Sabemos mucho sobre Satanás y sus tácticas (2 Cor. 2:11).
Gracias en parte al libro de Job, sabemos
por qué permite Dios el sufrimiento.
Además, la profecía de Daniel nos permite entender
que el Reino de Dios es un gobierno mundial
en manos de Jesucristo (Dan. 7:13, 14).
Y sabemos que este Reino
pronto acabará para siempre con todo el sufrimiento.
La vida de Job también destaca
la necesidad de que seamos compasivos
con los hermanos que sufren.
Puede que a veces algunos hablen sin pensar,
como hizo Job (Ecl. 7:7).
Pero, en vez de criticarlos,
miremos más allá de las palabras
y seamos comprensivos.
Así imitaremos a Jehová,
nuestro amoroso y misericordioso Padre (Sal. 103:8).
https://wol.jw.org/es/wol/h/r4/lp-s
Él tendrá que huir a una de estas ciudades
Él tendrá que huir a una de estas ciudades (Jos. 20:4).
Cuando un israelita mataba a alguien por accidente, debía huir a una ciudad de refugio y presentar su caso en la puerta de la ciudad “a oídos de los ancianos”. Ellos debían ser hospitalarios con él. Algún tiempo después, tenían que enviarlo de vuelta al lugar donde había ocurrido la muerte para que lo juzgaran los ancianos de esa ciudad (Núm. 35:24, 25). Si estos llegaban a la conclusión de que había sido un homicidio involuntario, le permitían regresar a la ciudad de refugio. ¿Por qué tenía que hablar el homicida con los ancianos? Porque ellos debían mantener limpia la congregación de Israel y ayudar al homicida a beneficiarse de la misericordia de Jehová. Un estudioso de la Biblia explicó que, si el fugitivo no hablaba con los ancianos, se arriesgaba a ser ejecutado, “porque no había aprovechado lo que Dios había hecho para ofrecerle seguridad”. Si no se refugiaba en una de estas ciudades, el vengador de la sangre podía darle muerte.
https://wol.jw.org/es/wol/h/r4/lp-s