cargó con nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero
(1 Pedro 2:24)
Él mismo cargó con nuestros pecados
en su propio cuerpo sobre el madero
(Romanos 3:25)
Dios lo presentó a él como ofrenda
mediante la fe en su sangre. y perdonó los pecados del pasado.
Tal como explicó el apóstol Pablo, el que Jesús sacrificara
su vida humana perfecta como expiación por los pecados
de la humanidad logró infinitamente mucho más que lo
que se había conseguido con “la sangre de toros y de machos cabríos”.
(Heb 10:4, 11,*12.)
Por lo tanto, sirvió de “víctima expiatoria”,
‘cargó con nuestras dolencias’ y “se le estuvo
traspasando por nuestra transgresión”. (Isa 53:4,*5; Mt 8:17; 1Pe 2:24.)
Él “cargó” con los pecados de todos
los que ejercen fe en el valor de su sacrificio
y así ha materializado la provisión de Dios
para desterrar por completo el pecado.