Queme sus cartas y poemas de falso amor. Rompi sus fotos y jure no volver a caer en su trampa. Lejos, el deseo de sus labios me consume. Aun en otra vida, no sabria como escapar de esta dulce pesadilla.
Eternidad
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Queme sus cartas y poemas de falso amor. Rompi sus fotos y jure no volver a caer en su trampa. Lejos, el deseo de sus labios me consume. Aun en otra vida, no sabria como escapar de esta dulce pesadilla.
Eternidad
No sabía decir nada que dure tanto como la eternidad, pero te puedo asegurar, y te aseguraré que te amaré hasta el fin de mis días. Hasta que mi vida choque con la muerte, y mi alma sea un simple recuerdo. Recordado por tu amor, porque me dijiste que nuestro amor sería eterno. Y como tal, te amaré durante mi eternidad, hasta el fin de mis días.
Vida.
Sus lagrimas negras no cesaban, su angustia no era mas que un puñal, en medio de su alma. El dolor atravezaba su ser hoztigando su vida, quemando la esencia que aun no dejaba de existir. De pronto, solo ella, la oscuridad, el silencio y la nada.
Rosario
Y agarrando el rosario en sus manos, con su pulgar reseguía las cuentas, mientras él, con el aliento a cerveza, le gritaba lo que había hecho mal. Ella solo podía rezar esperando que tal sufrimiento acabase pronto, y que no empezase la temida paliza.
Árbol.
No recuerdo el sabor de aquél fruto carnoso que conmovió a mi corazón, no recuerdo la sombra protectora del follaje, no recuerdo los garabatos escritos en su corteza, no recuerdo donde se plantó su raíz, solo recuerdo que en ese árbol, perdido en una tierra distante, escribí la historia donde se perdió mi alma, y allí, sigue habitando.
Tibieza.
No soportaba el calor de la cama, pero tampoco soportaba el frío del suelo. Optó por destaparse, dejar que el frío de la venta rozase sus pezones, mientras él, a su lado, le daba el calor necesario. Permanecieron así, toda la noche mirando el reflejo de la luna en el cristal de la ventana.
Luna.
En estas noches de eterno agobio, busco siempre elevar mi mirada y encontrar en el espacio infinito a la luna, desafiando a mi corazón con ese encuentro. ¿Qué me queda? Solo mirar en la lejanía a su reflejo.
Intermitente.
Intermitente
De manera Intermitente la luces prendían y apagaban, él las observaba hipnotizado, luego se dio cuenta provenían de una patrulla que avanzaba, deseo que siguiera de largo pero no fué asi.
Justicia
La justicia no hacía nada, ella se limitaba a odiarle. Fue en su búsqueda, pero él no la reconocía. Y pudo hacer realidad sus más oscuros secretos. Agarró la daga, la oculto en su ropa interior, y cuando él descubrió su silueta, lo que vio fue como ella le clavaba la daga en el corazón. Así pudo tomar la justicia por su mano, y ya no haría sufrir a nadie.
Flor.